El mejor día para hacer la compra cambia: el revelador dato de los supermercados del tiempo que se pierde

Los consumidores ya no piensan en la compra como un evento, sino como una rutina más espontánea y funcional

Entrada principal de un supermercado de la cadena española Mercadona con clientes.

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Entrada principal de un supermercado de la cadena española Mercadona con clientes.

José Manuel Nieto

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3 min lectura

Durante años, hacer la compra implicaba preparar una lista, sacar el coche y dedicar buena parte de la tarde o del sábado al gran hipermercado. Era un ritual casi familiar, asociado a la idea de eficiencia, ahorro y planificación. Sin embargo, esa imagen del consumo ha cambiado radicalmente en España. El hipermercado, que durante décadas simbolizó el centro neurálgico de la alimentación y el hogar, ha dejado de marcar el ritmo de la cesta de la compra.

Según los últimos datos de Mercasa, los supermercados concentran ya el 91,8% de la superficie comercial de alimentación en nuestro país. Los hipermercados, en cambio, apenas representan el 8,2%. La cifra, en apariencia discreta, refleja un giro profundo en los hábitos de consumo y en la mentalidad del comprador español. Ya no se trata solo de comprar más cerca: se trata de comprar de otra manera.

La rutina gana al evento

La clave está en cómo los consumidores piensan la compra hoy. Durante décadas, ir al hipermercado era una especie de excursión semanal que se justificaba por el ahorro o la variedad. Hoy esa lógica ha perdido fuerza. Como señala Kantar en su último análisis del sector, el cambio responde a varios factores estructurales: hogares más pequeños, mayor edad media, entornos urbanos donde prima la proximidad y una menor dependencia del coche en comparación con otros países.

Los peatones pasan junto a la cadena internacional de supermercados de descuento alemana Lidl.

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Los peatones pasan junto a la cadena internacional de supermercados de descuento alemana Lidl.

En otras palabras, ya no vamos de compras: compramos cuando lo necesitamos, sin planificación, sin rituales. Y eso favorece a los supermercados, más cercanos, más ágiles y mejor integrados en la vida diaria. Este cambio también ha transformado el momento en que se hace la compra. Ya no hay un "día estrella" como el sábado por la mañana; ahora la compra se reparte a lo largo de la semana, especialmente entre semana y en horarios fuera de oficina, lo que refleja un comportamiento más espontáneo y fragmentado.

Este nuevo paradigma ha llevado a cadenas como Alcampo a redimensionar su estrategia. Según el propio grupo, reducirá el tamaño de 15 de sus hipermercados, cerrará 25 supermercados y reformará más de 60 tiendas para adaptarlas al nuevo modelo. Lo mismo ocurre con Carrefour, que pese a comprar 46 tiendas Supercor ha visto caer su cuota hasta el 9,8% y ha iniciado ajustes en su red comercial.

Supermercado, el nuevo rey del consumo

Los datos refuerzan esta tendencia. En 2014 había en España 3.501 supermercados de gran tamaño (más de 1.000 metros cuadrados). En 2024 ya son 4.836, lo que representa casi la mitad de toda la superficie de venta de alimentación en el país. Es un crecimiento sostenido que no solo refleja la apertura de nuevos locales, sino una preferencia clara por parte del consumidor hacia un formato más funcional y eficiente.

Este modelo de consumo basado en la proximidad también se alinea con la evolución del canal online. Aunque la compra por internet no ha despegado al ritmo esperado en el sector alimentario, las cadenas están invirtiendo en logística y distribución urbana para integrar ambos mundos: lo físico y lo digital. La conveniencia es ahora el gran activo.

La gente pasa junto a la cadena multinacional francesa de supermercados Carrefour y su tienda de barrio abierta las 24 horas, Carrefour Market, en España.

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La gente pasa junto a la cadena multinacional francesa de supermercados Carrefour y su tienda de barrio abierta las 24 horas, Carrefour Market, en España.

El hipermercado, por tanto, no ha desaparecido. Sigue teniendo sentido en ciertos contextos suburbanos o para perfiles concretos. Pero su papel ya no es el central. El cambio no ha sido brusco, sino gradual. No se ha impuesto una tecnología o una crisis concreta, sino una transformación mental: ya no vivimos la compra como un evento, sino como una rutina más, muchas veces integrada en el trayecto de vuelta a casa o durante un descanso en la jornada.

Así, el mejor día para hacer la compra ha dejado de existir. Ahora es cuando se puede, cuando conviene, cuando apetece. Y el supermercado, más que nunca, es el lugar que lo hace posible.

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