Lucía lleva trabajando desde los 18 todos los veranos y al cuarto año tiene "una razón de peso" para seguir: "Para poder pagarlo"
Ella es uno de los 900.000 contratos temporales que se firmaron este pasado junio de los que los expertos aseguran que "es un empleo, podríamos decir, un poquito artificial"

Victoria Ballesteros explica cómo es la economía de los trabajos de verano
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Lucía tiene 22 años, vive en un pueblo y desde los 18 no ha dejado de encadenar veranos tras la barra de un bar. “Llevo cuatro años trabajando en hostelería todos los veranos”, cuenta. Este 2025 ha vuelto a colocarse el delantal. Esta vez, en un local recién abierto. Pero no lo hace por “ganarse un dinerillo extra”, ni por sumar experiencia en su currículum, sino por una necesidad concreta: “Tengo una razón más de peso, que es que estoy trabajando para poder pagarme el máster”.
Los trabajos de verano como vía de subsistencia
Más sobre precariedad
Como Lucía, cientos de miles de jóvenes se incorporan al mercado laboral cada verano. Para ellos, julio y agosto no son sinónimo de descanso, sino de contratos de duración limitada, jornadas exigentes y, en muchos casos, sueldos modestos. La opción laboral estival, que tradicionalmente ha supuesto un primer acercamiento al mundo del trabajo, sigue siendo una tabla de salvación económica para quienes estudian o no encuentran un empleo estable durante el resto del año.
Según los últimos datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), este pasado mes de junio se firmaron más de 900.000 contratos temporales. Muchos de ellos, en el sector servicios y ocupados por jóvenes de entre 16 y 25 años. “El sector servicios genera alrededor del 70% de los empleos temporales de los jóvenes en verano”, explica Victoria Ballesteros, periodista especializada en Economía en la Cadena COPE.

Interior de bar moderno en Málaga con una camarera
Desde puestos de camarero o socorrista, hasta DJs, reponedores o monitores de campamento, las cifras vuelven a reflejar un fenómeno que se repite año tras año en España: el empujón del empleo juvenil en los meses de más calor. Sin embargo, la calidad de estos trabajos temporales sigue siendo un tema pendiente.
Un empleo "un poquito artificial"
Aunque las cifras de contratación aumentan, los expertos advierten de la fragilidad de este tipo de empleos. Florentino Felgueroso, economista y analista del mercado laboral en la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA), lo define así: “De alguna manera es un empleo, podríamos decir, un poquito artificial”. Y aclara que, aunque una parte de esos contratos sí corresponde a personas que ya han trabajado en veranos anteriores, “en gran parte son trabajadores nuevos”.
Es decir, se trata de una contratación estacional y muchas veces no sostenible en el tiempo. Los contratos se extinguen cuando llega septiembre, y la posibilidad de continuidad para quienes ocupan estos puestos es muy reducida. Pese a las recientes reformas laborales, la temporalidad sigue siendo una característica estructural del empleo juvenil en los meses estivales.

Bar de tapas con gente
A esto se suma que muchos de estos empleos no están directamente relacionados con la formación académica de quienes los desempeñan. Jóvenes como Lucía, que persiguen metas profesionales de largo recorrido, recurren a trabajos temporales en verano como única vía para costearse estudios superiores, másteres o simplemente poder emanciparse.
Tal y como apunta el Observatorio de la Juventud en España, este tipo de empleo suele combinarse con estudios o actividades formativas durante el resto del año. Pero para buena parte de los jóvenes trabajadores de verano, el empleo no es opcional, sino indispensable. La precariedad y la falta de alternativas hacen que estos contratos estacionales se conviertan en su única fuente de ingresos.
Mientras tanto, historias como la de Lucía seguirán marcando el pulso de los veranos laborales en nuestro país. "Estoy trabajando para poder pagarlo" no es solo una frase; es el reflejo de una generación que, pese a los obstáculos, no deja de buscarse la vida cada verano.