Ana, trabaja en Madrid y vive en Aranda de Duero: "Salgo de mi casa a las 5:30 de la mañana y termino durmiendo en casa de mi amiga Carmen"
La odisea de una joven para poder trabajar en la capital mientras la crisis del alquiler la obliga a vivir a más de 160 kilómetros de su oficina

Ana, en su vídeo
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La historia de Ana, una joven que vive en Aranda de Duero (Burgos) pero trabaja en Madrid, se ha convertido en un testimonio viral de los desafíos que impone el mercado de la vivienda actual. A través de un vídeo en su cuenta de TikTok, la joven ha documentado la agotadora rutina que sigue cada martes para poder trabajar en Madrid y que refleja una realidad cada vez más común para miles de personas.
Su jornada comienza antes del amanecer. “Salgo de mi casa a las 5:30 de la mañana”, explica Ana en su vídeo. A esa hora inicia un recorrido que incluye un paseo de quince minutos por el centro de Aranda antes de subirse al autobús que la llevará a la capital, un trayecto en el que invierte más de dos horas.
Una carrera de obstáculos en la capital
Una vez en Madrid, los problemas no terminan. Ana relata cómo las obras en la línea 6 de Metro complican aún más su llegada al trabajo. “Tengo que hacer un montón de cola para poder subirme al autobús, que son dos paradas, pero es larguísimo”, lamenta. La situación del transporte se suma a la dificultad de encontrar una vivienda asequible en la ciudad.

La cola para coger el bus en Madrid
El caso de Ana no es aislado y pone de manifiesto la creciente crisis de la vivienda en las grandes ciudades. Según datos recientes, el precio de un piso de alquiler en Madrid de 80 metros cuadrados ronda los 1.700 euros al mes, una cifra inasumible para un salario medio. La situación es especialmente crítica para los jóvenes como Lucas, de 24 años, que se enfrentan a requisitos económicos desorbitados para acceder a un alquiler.
Redes de apoyo para sobrevivir
A pesar de la maratoniana jornada, la joven busca espacios para la vida social. Tras una mañana de trabajo, aprovecha para tomar algo con su amigo Martín, un reencuentro que, según sus palabras, le hizo “mucha ilusión”. Esta búsqueda de normalidad es un pilar fundamental para sobrellevar la rutina.
La solución para evitar el viaje de vuelta el mismo día es pasar la noche en la ciudad. En su caso, Ana termina durmiendo en casa de su amiga Carmen, una alternativa que depende de la generosidad de su círculo cercano. Esta dependencia de las redes de apoyo es una consecuencia directa de un mercado inmobiliario donde los precios parecen no tener techo, un problema que, según expertos, se ve agravado cuando las rentas se fijan por debajo del mercado, perjudicando la oferta.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.



