La Universidad CEU San Pablo organizó el pasado miércoles un foro en el que se analizaron las transiciones hacia la democracia en América Latina, el poder de la información y las nuevas formas de comunicación y las oportunidades de negocio.

La primera mesa redonda del encuentro contó con la presencia de Antonio Magraner, Vicepresidente de la Asociación Española de Jóvenes Empresarios y Secretario General de la Federación Iberoamericana de Jóvenes Empresarios (FIJE) y el secretario permanente del Consejo de Empresarios Iberoamericanos-CEIB y director general de CEOE Internacional, Narciso Casado para analizar las nuevas áreas de oportunidad y comercio internacional, además del papel que juega España en Latinoamérica.

Bajo el lema “Nuevas regiones de crecimiento y desarrollo”, se sumó también a la intervención el presidente del Foro de Presidentes, fundador de MACA Consultores, líder de Colombia Científica, profesor, académico y miembro de Juntas Directivas, Víctor Hugo Malagón.

Durante su intervención, Narciso Casado insistió en que el sector privado tiene y va a tener un papel protagonista en la recuperación de Iberoamérica. Tras el gran impacto que ha tenido la pandemia del Covid-19, resulta imperativa la labor del sector empresarial como catalizador del cambio. “Valores como el desarrollo sostenible, la digitalización y la innovación cobran más importancia que nunca, así como su implementación a través de las tecnologías disruptivas”,

Además, abogó por la colaboración público-privada como la forma más eficiente de avanzar en el diseño y planificación de políticas públicas, marcos normativos y regulaciones, todo ello sin dejar atrás la importancia que tiene el papel de los jóvenes empresarios, haciendo una apuesta por su talento.

En este sentido, el vicepresidente de CEAJE y secretario general de FIJE, Antonio Magraner, recalcó que Iberoamérica no es un futuro sino una realidad llena de oportunidades. Coincidió además con Casado al señalar que “es la región con mayor porcentaje de jóvenes, y también la generación más preparada de la historia, con una gran resiliencia y afán de emprendimiento”. El problema, constató, es que también es la región en la que más talento se destruye, bien porque no se les permite desarrollarlo en condiciones óptimas o bien porque se fuga, desplazándose a otras regiones. Por ello, Magraner destacó la necesidad de promover y generar un ecosistema favorable para “crear la semilla inicial que permita desarrollar el emprendimiento y el talento”.

España ha tenido siempre un papel determinante en el proceso de internacionalización en la región iberoamericana. Proceso que comenzó hace más de 30 años, y que sobresale por la vocación de permanencia de sus empresas que, a diferencia de los modelos inversores y exportadores de otros países, “las empresas españolas que se establecen se hacen locales y su presencia no se basa en un modelo, sino en una adaptación”, según explicó Narciso Casado, quien además hizo hincapié en la necesidad de procurar que las empresas no sólo sean sostenibles sino también resilientes; invertir en energía social y energías verdes; apostar por la colaboración público-privada, por la productividad y la reindustrialización; fomenta la innovación y digitalización; y mantener una estabilidad presupuestaria.

Por su parte, Antonio Magraner, cedió una parte de esta mesa redonda para tratar la relevancia de las alianzas público-privadas, las cuales “son el presente y el futuro de Iberoamérica”. Seguido de un mensaje de optimismo, Magraner aseguró que “debemos remar en la misma dirección, confiando tanto en países como en empresarios”. Y es esa misma palabra, la de “empresario”, la que desde CEAJE pretender modificar para darle un nuevo sentido, el de “todos somos uno”.

Retomó esta misma idea el presidente del Foro de Presidentes, fundador de MACA Consultores y líder de Colombia Científica, Víctor Hugo Malagón, quien ensalzó el concepto de confianza en el desempeño empresarial. En este sentido, mencionó que hay dos tipos de retos: los técnicos, que se pueden solucionar a través de herramientas, instrumentos o infraestructura tecnológica; y los adaptativos o culturales, que consisten en el cambio de hábitos, comportamientos y convicciones de las personas.

Finalizando el encuentro, Malagón insistió en la importancia del consenso para la transformación digital, apostando por la articulación entre Estado, empresa, universidad y sociedad civil: “Debe haber una articulación entre estas cuatro instancias para que sea posible un diálogo generativo”, concluyó.