El ejemplo de Francia que pone en jaque la reducción de la jornada laboral de Yolanda Díaz: "Si sale adelante, será un error"

María Jesús Fernández, economista senior de Funcas, alerta sobre las graves consecuencias que puede tener que se termine aprobando la idea de la ministra

Yolanda Díaz. Vicepresidenta Segunda del Gobierno de España
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David Casado descubre con María Jesús Fernández, economista senior de Funcas, las graves consecuencias que tendría la reducción de la jornada laboral de Yolanda Díaz

José Manuel Nieto

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El proyecto de reducción de la jornada laboral a 37 horas y media semanales sin merma salarial, defendido por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, vuelve a retrasarse. Estaba previsto que se aprobara en el último Consejo de Ministros antes del parón estival, pero la falta de apoyos parlamentarios ha obligado a posponerlo hasta, al menos, septiembre. La intención del Gobierno es implantar esta medida de forma progresiva antes de que acabe 2025.

Sin embargo, María Jesús Fernández, economista senior de Funcas, ha advertido en COPE que, si finalmente se aprueba, “será un error muy, muy grave”. Según la experta, España no está preparada para llevar a cabo esta reforma por su bajo nivel de productividad.

“Estamos a la cola de los países de la OCDE en productividad. Esto se lo puede permitir un país muy productivo, pero no nosotros”, sentenció.

Tres problemas clave

Durante su intervención en COPE, la economista detalló las principales consecuencias de esta medida. Según Fernández, la iniciativa podría tener graves impactos económicos a corto y medio plazo, especialmente para las pequeñas y medianas empresas.

  • Aumento de costes laborales: al mantener salarios y reducir horas, las empresas producirán menos con el mismo coste, lo que encarecerá cada unidad producida.

  • Inflación y congelación salarial: las compañías que puedan, trasladarán esos costes al consumidor subiendo precios. Las que no puedan, optarán por congelar sueldos durante años, afectando el poder adquisitivo.

  • Descenso de la productividad: contrariamente a lo que defienden los promotores de la medida, no hay evidencia científica de que trabajar menos horas incremente el rendimiento laboral.
La reducción de la jornada laboral impactará principalmente a los trabajadores del sector privado que actualmente cumplen jornadas de 40 horas semanales

Trabajadores en una obra en España

“Decir que la gente será más feliz y por tanto más productiva es pensamiento mágico”, criticó Fernández.

España, lejos de la frontera tecnológica

Según la economista de Funcas, el problema de fondo es estructural: la economía española está compuesta en gran parte por pequeñas empresas y sectores de bajo valor añadido. “No estamos en la frontera tecnológica”, recordó, por lo que una reducción de jornada no hará más que profundizar las debilidades del sistema productivo.

“Lo que deberíamos estar discutiendo es cómo mejorar la eficiencia de la economía”, insistió, “la productividad es lo que permite subir salarios y reducir jornadas sin efectos negativos”.

Francia, el espejo donde mirarse

La advertencia no se queda en el plano teórico. Fernández recuerda lo que está sucediendo en Francia, que en su día redujo la jornada laboral a 35 horas y ahora, ante los efectos negativos, el Gobierno ha presentado un plan para eliminar dos días festivos. “El propio ministro francés ha dicho que hay que trabajar más”, señaló.

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Un trabajador en una obra

“Todos estos tinglados que se montan, al final se acaban desmontando”, concluyó.

Jubilaciones y pensiones

Además, la experta recordó que España se enfrenta a un reto demográfico sin precedentes con la jubilación de la generación del baby boom. “Reducir la productividad justo ahora es un error doble, porque afecta también a la sostenibilidad del sistema de pensiones”, advirtió.

“Una economía más productiva es clave para sostener las pensiones en los próximos años”.

Aunque la propuesta de Yolanda Díaz busca mejorar la calidad de vida y el equilibrio entre vida laboral y personal, expertos como María Jesús Fernández reclaman una visión más realista. Sin una mejora previa de la productividad, la reducción de jornada podría traducirse en pérdida de competitividad, inflación y menor poder adquisitivo. La experiencia francesa debe servir de advertencia: reducir horas sin cambiar la estructura económica puede salir caro.

Visto en ABC

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