
"Y aun así Sánchez se ve a sí mismo como una inspiración para el mundo"
José Luis Pérez, director de 'TRECE Al Día', analiza las palabras de Pedro Sánchez después de conocer que su Gobierno ha registrado su peor dato en 30 años en el Índice de Corrupción
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Hubo un tiempo, en la Moncloa harán como que no se acuerdan, pero créanme que hubo un tiempo en el que Sánchez decía que le preocupaba mucho la imagen en el exterior de la calidad de la democracia en España. Hubo un tiempo de eso. Seis años después, un organismo internacional hoy nos dice que tenemos una democracia defectuosa. Y aun así Sánchez se ve a sí mismo como una inspiración para el mundo. ¿Qué ha pasado entre medias? Bueno, vamos a repasarlo.
Hace seis años, el hoy presidente del Gobierno, justificaba la moción de censura contra Rajoy en la alarma y en la indignación social, decía, provocada por las investigaciones abiertas por corrupción en el entorno de aquel gobierno, el de Rajoy. Este que vamos a recordar era el tiempo en el que a Sánchez sí le preocupaba la imagen exterior de la calidad de nuestra democracia: “¿Dónde ponemos el listón de la calidad de nuestra democracia? ¿Dónde ponemos el listón para la ejemplaridad de nuestros cargos públicos?”. Entonces, cuando Sánchez se hacía esas preguntas, la percepción de la corrupción en la sociedad española ya era alta, es verdad, pero no tan alta como hoy.
Al Pedro Sánchez de entonces, el de hace seis años largos, ya no le valían las medidas que pudiera tomar el Partido Popular para luchar contra la corrupción, fueran cuales fueran esas medidas, porque eran, nos decía el Sánchez de entonces, como poner a un ladrón a dar clases de ética: “Claro, ver al Partido Popular dar lecciones de lucha contra la corrupción es como ver impartir clases a un ladrón de ética en la escuela pública”.
De manera que para demostrar que él era muy distinto, su primera decisión, ¿cuál fue? Su primera decisión fue la de elegir, para defender su moción de censura, a José Luis Ábalos, que fue quien nos explicó cómo tenía que ser la nueva era de la ejemplaridad que se iba a abrir en España gracias a él: “La corrupción no puede ser algo inevitable, pero, desde luego, nunca se podrá evitar, pero no justificable. Y, en ese sentido, la decencia debe ser algo esencial, no accesorio”. Claro, con ese olfato para elegir a su portavoz de la nueva ejemplaridad, con ese portavoz, ¿qué podía salir mal?
Pues a esa pregunta es a la que podemos responder hoy, que se han conocido esos datos de Transparencia Internacional, y lo que nos ha salido, casi siete años después, es esto que van a ver en función de esos datos de Transparencia Internacional. El descenso de España en el ranking de los países que mejor luchan contra la corrupción ha sido constantemente en descenso desde que Sánchez llegó a la Moncloa. Hoy, la sociedad española tiene una mayor percepción de la corrupción y los organismos internacionales, como este de Transparencia Internacional, nos han degradado hasta el peor dato de los últimos 30 años.
Pero hoy, también hoy, a pesar de estos datos, aquel joven aspirante que nos decía cuánto le preocupaba la imagen exterior de nuestra democracia, hoy nos ha dicho que se ve a sí mismo como un ejemplo para el mundo, como una inspiración para otros países: “Ya no buscamos ejemplos de políticas en otros países, el ejemplo somos nosotros y nosotras. Es evidente que los progresistas del mundo nos miran, miran a la socialdemocracia española”. En su cabeza, nuestro presidente se ve como una inspiración y como un ejemplo para el mundo. La realidad de los datos que veíamos lo que dicen es que, de serlo, será un ejemplo, pero será un ejemplo de Botsuana para abajo.