Bueno, pues ya tenemos la renta mínima vital que Pablo Iglesias ha hecho suya. Curioso, porque es una iniciativa que algunas comunidades autónomas, incluso algunos municipios, tenían en marcha ya para atender a sus vecinos más desfavorecidos y, también, porque el que ha puesto en marcha el invento ha sido el ministro de Seguridad Social, el ministro Escrivá.

Iglesias ha tenido la habilidad de hacer suyo ese invento, que el Congreso ha sacado adelante, curiosamente, también relevante y destacable, sin ningún voto en contra.

Pero para que pase de ser algo más que una medida electoralista, para que permanezca en el tiempo, y esa es la pretensión del Gobierno, no estaría de más que se tramitara posteriormente como un proyecto de ley, que se trabajara en el Parlamento, que se afinara y que se decidiera con todo lujo de detalles todos los criterios para percibir esa renta y para pagarla.

Porque, ¿de dónde va a salir el dinero? España no tiene dinero. Vamos a tener que ir a pedir a Bruselas, vamos a tener que negociar y dice la OCDE que somos el país peor preparado del mundo para hacer frente a un rebrote de entre los estados desarrollados.

¿De dónde va a salir el dinero? ¿De dónde lo vamos a quitar para ponerlo en esa renta mínima? ¿A qué obliga al perceptor de esa renta mínima? Tiene que buscar un empleo pero, ¿qué criterio puede usarse para rechazar una oferta de empleo?, porque en el campo necesitan trabajadores y no llegan. ¿Pueden cobrar otros subsidios de manera simultánea o habrá que controlar que sólo se cobre ese? Y por último, ¿cómo se va a gestionar?

La administración lleva meses de retraso. Esta misma semana se han habilitado partidas de créditos para que los principales ministerios compren ordenadores, para que los funcionarios teletrabajen en casa, cuando ya estamos saliendo de casa.

A estas alturas, los trabajadores que están bajo un ERTE todavía no han cobrado algunos.

Sería bueno que concretáramos todos esos puntos y todos lo demás que fueran necesarios, para que esa renta mínima sea realmente la esperanza de muchas familias que ahora mismo tienen que ir a buscar comida a la puerta de una Iglesia. Sería bueno que, para que fuera algo más que un anuncio electoralista, aseguráramos que se va a percibir, cómo y por quién se va a percibir.