Filibusterismo político. Miedo a las urnas. Improvisación y, sobre todo, frivolidad. Todo eso se puede argumentar a la hora de explicar lo que ha ocurrido con el terremoto político desencadenado a partir de la moción de censura presentada por el PSOE y Ciudadanos en Murcia. Con el fin de repartirse el gobierno regional y la alcaldía de la capital murciana echando al Partido Popular. Es una decisión que ha tomado el partido de Arrimadas, y concretamente ella, que le pasa factura, sin duda, al partido naranja.

Este partido está ya, desde hace tiempo, en descomposición. Hace ya tiempo que se escuchó el 'Sálvese quien pueda'. Hoy, Arrimadas, prácticamente, ha firmado la sentencia de muerte de Ciudadanos, camino de su disolución o desaparición en las urnas. Desgraciada y lamentablemente. No se puede actuar con más frivolidad y con tan poco tacto político como con el que ha actuado Arrimadas apoyando esa moción de censura, en medio de la pandemia, en Murcia.

Era prescindible ese acto político. No había lugar. Pero, sin embargo, lo ha apoyado. Y le va a costar caro. Desgraciadamente, a Ciudadanos. Y, probablemente, a ella. Eso pasaba en Murcia. Y ese terremoto político abarcó al resto de España y de aquellas comunidades que están gobernadas en coalición por el Partido Popular y Ciudadanos.

En el caso de Andalucía, tranquilidad: cohesión entre los dos partidos. No se mueve nada. En Castilla y León, parece que de momento también hay tranquilidad. No parece que la moción de censura que el Partido Socialista, en otro ejercicio de filibusterismo político, ha presentado allí tenga consecuencias. Ya veremos.

Pero en Madrid, Ayuso se ha adelantado a las intenciones, probablemente, de aquellos de Ciudadanos que en el 'Sálvese quien pueda' estaban apuntando ya a qué había de lo mío. Y si alguien les hacía cantos de sirena y ofertas, es probable que hubieran apoyado una moción de censura también en Madrid.

De tal forma que Ayuso adelanta las elecciones, disuelve la Asamblea. Y entre medias, ¿qué hace el Partido Socialista? Por miedo a las urnas, evidentemente: ese ejercicio de filibusterismo político y de obstrucción para que no haya elecciones. Y registra una moción de censura. Ahora tendrán que decidirlo los tribunales, seguramente.

La presidenta tiene potestad para disolver la cámara, evidentemente, y convocar elecciones. Y ese decreto lo firma una hora antes de que se registre en la Asamblea de Madrid la moción de censura. Pero los que registran la moción dicen que hasta que no aparece publicado en el BOCM el decreto de convocatoria no entra en vigor.

Cosa que es más que dudosa, porque si no mañana, si aceptamos este tipo de ejercicios de filibusterismo, obstrucción y fraude de ley, serán el PP y Casado quienes presenten una moción de censura al señor Sánchez cuando acuerde convocar elecciones. Y entonces no tendremos las elecciones en el plazo adecuado. Y habrá obstrucción. Y estaremos en medio de una inestabilidad política total y absoluta.

Esperemos que los tribunales le den la razón a Ayuso y que seamos los ciudadanos los que elijamos entre socialismo o libertad. Como hoy Ayuso ha dicho: que sean los ciudadanos los que decidan en las urnas qué Gobierno quieren para Madrid. ¿Le tienen miedo el PSOE y Podemos a las urnas? Me da la impresión de que sí. Hay demasiado chavismo ya en la forma de actuar de este Partido Socialista de Sánchez.