La mina de La Vajol, el secreto mejor guardado de la II República
La histórica mina de La Vajol emerge tras décadas de abandono para revelar su papel crucial en la salvaguarda del patrimonio artístico y económico de la República española durante los últimos meses de la Guerra Civil

Madrid - Publicado el
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La mina de La Vajol, ahora declarada Bien de Interés Cultural Local, es más que un antiguo yacimiento de talco, es un símbolo tangible de la memoria republicana, el exilio y la lucha por preservar el patrimonio cultural y económico en uno de los momentos más oscuros de la historia española. Su rehabilitación y apertura al público no solo rescatan un espacio físico, sino también historias aún por contar.
La Mina de Negrín: un refugio secreto para el patrimonio republicano
Ubicada en La Vajol, un pequeño pueblo de montaña en Girona, la Mina Canta fue confiscada en 1937 y convertida en un depósito oculto para el patrimonio nacional durante la Guerra Civil Española. Fue el ministro de Hacienda, Juan Negrín, quien ordenó habilitar en su interior una cámara acorazada bajo la supervisión de su hijo, Juan Negrín Mijailovich, teniente del ejército y arquitecto. Allí se almacenaron obras de arte del Museo del Prado, junto con lingotes de oro, joyas y bienes incautados a partidarios del alzamiento franquista, que formarían parte de la llamada Caja de Reparaciones.
El enclave permaneció en secreto durante años, camuflado con lonas y rodeado de vigilancia para evitar su localización por los bombardeos enemigos. Con la llegada de la retirada en 1939, la mina se convirtió en un punto clave para la evacuación hacia Francia, desde donde miles de republicanos huyeron, incluido el presidente Manuel Azaña, quien desde la cercana Masía de Can Barris seguía el paso de los camiones cargados con el tesoro.
Mitos, hallazgos y la verdadera historia detrás del tesoro
La mina de La Vajol fue uno de los tres principales depósitos donde se ocultaron casi 2.000 obras de arte del Prado y miles de cajas con oro y joyas incautadas a partidarios del franquismo, destinadas a financiar a los refugiados y exiliados de la República. Aunque el reparto exacto de los bienes sigue siendo un misterio, los historiadores confirman que la mina albergó principalmente fondos económicos por las difíciles condiciones del lugar.
El traslado del tesoro a Francia, en plena retirada republicana, fue una operación desesperada marcada por el caos y las leyendas, como la supuesta desaparición de un camión con parte del oro, desmentida por documentos oficiales. Recientemente, se han conocido juicios en Francia contra oficiales republicanos acusados de contrabando con algunas joyas, lo que revela los complejos episodios que rodearon la evacuación.
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