¿Una máquina para calentar los dedos?: El curioso dispositivo que usaban los pianistas en el XIX

El quirogimnasio es un singular aparato de lujo diseñado para ejercitar los dedos de los pianistas, cuyo ejemplar más valioso fue regalado a la reina Isabel II y hoy forma parte de la colección de Patrimonio Nacional

¿Una máquina para calentar los dedos?: El curioso dispositivo que usaban los pianistas en el XIX

Alejandro Martínez Vélez / Europa Press


Redacción TRECE

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En pleno auge de la innovación técnica del siglo XIX, surgió un curioso invento que unía pedagogía musical, mecánica de precisión y elegancia artesanal: el quirogimnasio. Ideado en 1840 por el francés Casimiro Martín, este singular aparato fue diseñado específicamente para entrenar y fortalecer los dedos de los músicos, especialmente pianistas, mediante una serie de ejercicios mecánicos.

Martín, constructor de pianos, planteó el quirogimnasio como una herramienta técnica que ayudara a realizar calentamientos y estiramientos previos a la interpretación. Dos años después de su creación, en 1842, obtuvo la patente francesa y llegó a regalar un lujoso ejemplar a la reina Isabel II de España, tal como se indica en el pomo de marfil que adorna el dispositivo.

El aparato, de forma rectangular y carácter portátil, está elaborado con materiales nobles como ébano, caoba, cuero rojo, marfil, carey y metal dorado. Sobre su superficie se disponen nueve mecanismos numerados, que los músicos debían activar con los dedos para aumentar fuerza, agilidad y coordinación en cada falange.

Una joya técnica que cruzó Europa

Un año después de su invención, en 1843, Casimiro Martín publicó un manual de instrucciones titulado Méthode de Chirogymnaste ou gymnase des doigts, que hoy se conserva en la Real Biblioteca del Palacio Real. En él se detallan ejercicios prácticos e ilustraciones para guiar a los músicos en el uso correcto del instrumento.

Durante años, el quirogimnasio tuvo gran acogida en círculos musicales y educativos, tanto entre intérpretes y compositores como en conservatorios europeos, donde su uso se prolongó, al menos, hasta la primera década del siglo XX. Prueba de su éxito fue la reedición del manual y la difusión de numerosos ejemplares por parte del propio Martín.

Actualmente se conocen solo cuatro unidades originales atribuidas a Casimiro Martín: la que forma parte de la colección de Patrimonio Nacional en España y otras tres conservadas en los Museos de Instrumentos Musicales de Bruselas, Berlín y París.

Un tesoro entre los instrumentos reales

El quirogimnasio forma parte hoy de la colección de música de Patrimonio Nacional, que reúne 379 objetos musicales y mecánicos repartidos por los Reales Sitios. Aunque el conjunto no es voluminoso, incluye piezas de extraordinario valor histórico, técnico y artístico, representativas de los gustos musicales de la Corte española desde el siglo XVI hasta el reinado de Alfonso XIII.

Más tesoros del Patrimonio Nacional

Entre las joyas que acompañan al quirogimnasio destacan el Cuarteto Palatino —dos violines, viola y violonchelo de Antonio Stradivarius—, el virginal de Hans Bos, el realejo de la reina Juana, el contrabajo de Nicola Amati, pianos de mesa del siglo XVIII, arpas de Holzman y Erard, y el órgano de la Capilla del Palacio Real, construido en 1778 por Jorge Bosch.

La colección se completa con guitarras, trompetas, cornetas, fonógrafos, pianolas y gramófonos, además de sus cilindros, discos y estuches. En ese rico universo instrumental, el quirogimnasio sobresale por su rareza, su exquisita factura artesanal y su original objetivo: convertir el ejercicio físico de los dedos en un arte más del repertorio musical.

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