El Papa León XIV recuerda que “ningún algoritmo podrá sustituir lo que hace humana a la educación”
El Vaticano publica la carta apostólica "Trazando nuevos mapas de esperanza" 60 años después de la declaración "Gravissimum Educationis". En ella, pide relanzar la misión educativa ante la crisis digital y social

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El Vaticano publica la Carta Apostólica "Trazando nuevos mapas de esperanza", que conmemora el 60º aniversario de la Declaración conciliar Gravissimum educationis. En este texto, el Papa León XIV subraya que la educación no es una actividad accesoria, sino que "forma la propia trama de la evangelización".
A lo largo de este texto, que puedes leer íntegramente aquí, León XIV nos recuerda que, ante la rapidez de los cambios y las incertidumbres actuales las comunidades educativas deben guiarse por la palabra de Cristo porque "no levantan muros, sino que construyen puentes".
educación como expresión de caridad
Sin embargo, las expectativas de hoy son aún más complejas que hace sesenta años, especialmente frente a los millones de niños que aún carecen de acceso a la escolarización primaria. La educación, tal como recuerda el Papa en su Exhortación Apostólica Dilexi te, "es una de las expresiones más altas de la caridad cristiana".

La formación cristiana abarca a la persona entera: espiritual, intelectual, afectiva, social y corporal, y no debe reducirse a un "adiestramiento funcional o instrumento económico". El Papa advierte contra la reducción de la persona a un "perfil de competencias" o a un algoritmo previsible.
En este sentido, la pedagogía católica se opone a un enfoque "netamente mercantilista" que obliga a medir el valor de la educación solo en función de la utilidad práctica. El verdadero valor se mide en la dignidad, la justicia y la capacidad de servir al bien común. El Papa subraya la necesidad de recuperar la visión de que la educación es la obra, "tan misteriosa como real", de "hacer florecer el ser... es cuidar del alma".
la educación y sus desafíos en la revolución ditital
El documento aborda los desafíos del ambiente digital, señalando que las tecnologías deben servir a la persona y enriquecer el aprendizaje, sin empobrecer las relaciones. El Papa recalca que "el progreso tecnológico forma parte del plan de Dios para la creación", pero exige discernimiento. En este ámbito, ningún algoritmo puede reemplazar elementos esenciales de la educación como la poesía, la ironía, el amor, el arte o la imaginación.

León XIV añade tres prioridades a los siete recorridos del Pacto Educativo Global: la vida interior (espacios de silencio y discernimiento), el digital humano (armonizando inteligencias y poniendo a "la persona antes que al algoritmo"), y la paz desarmada y desarmante (educando en lenguajes no violentos).
El mundo educativo católico es descrito como una "constelación", una red viva que debe converger, pues "la unidad es nuestra fuerza más profética". Esta constelación, que tiene una presencia capilar en áreas de bajos ingresos, exige el coraje de garantizar el acceso a los más pobres. El Papa es enfático al declarar que "perder a los pobres” equivale a perder la escuela misma".





