León XIV insta a los gobiernos a "arrancar el orgullo", propiciar "la diplomacia multilateral" y remediar "las desigualdades" para alcanzar la paz
Paz, justicia y verdad: son las tres palabras que ha reclamado Robert Prevost al Cuerpo Diplomático ante la Santa Sede durante la recepción que ha tenido lugar este viernes en el Vaticano

El Papa León XIV ante el cuerpo diplomático
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Paz, justicia y verdad: son las tres palabras que ha reclamado el Papa León XIV al Cuerpo Diplomático ante la Santa Sede durante la recepción que ha tenido lugar este viernes en el Vaticano, el primero desde que fue elegido Pontífice.
Tras agradecer los mensajes de felicitación por su elección y condolencias por la muerte del Papa Francisco, recuerda que la diplomacia pontificia es “una expresión de la misma catolicidad de la Iglesia”, que tiene como fin “no buscar privilegios”, sino “intensificar su misión evangélica al servicio de la humanidad”, ha recalcado.
León XIV recalca que, en pleno Año Jubilar, nos hallamos en “un tiempo de conversión y renovación”, así como una oportunidad para “dejar atrás las contiendas y comenzar un camino nuevo, animados por la esperanza de poder construir, trabajando juntos, cada uno según sus propias sensibilidades y responsabilidades, un mundo en el que cada uno de nosotros pueda realizar la propia humanidad en la verdad, en la justicia y en la paz”.
Robert Prevost ha instado al Cuerpo Diplomático a tener muy presente en los diálogos que mantengan con el Santo Padre la paz, la justicia y la verdad.

El Papa junto al embajador ucraniano ante la Santa Sede
"La paz es un don" que se construye "arrancando el orgullo" y con una diplomacia "multilateral"
En este sentido, recalca que la paz se concibe como la ausencia de guerra o de conflicto, algo así como una tregua “entre una discordia y otra”. Frente a esta visión de paz, León XIV hace hincapié en que desde una perspectiva cristiana, “la paz es ante todo un don, el primer don de Cristo” que afecta a cada uno de nosotros, con independencia “de la procedencia cultural y de la pertenencia religiosa, y que exige en primer lugar un trabajo sobre uno mismo”.
El obispo de Roma resalta que la paz se construye “en el corazón y a partir del corazón”, siendo para ello necesario “arrancar el orgullo y las reivindicaciones, midiendo el lenguaje, porque también se puede herir y matar con las palabras, no sólo con las armas”, ha alertado.
A juicio del Pontífice americano, avanzar en el diálogo interreligioso puede favorecer contextos de paz: “Esto exige el pleno respeto de la libertad religiosa en cada país, porque la experiencia religiosa es una dimensión fundamental de la persona humana, sin la cual es difícil realizar esa purificación del corazón necesaria para construir relaciones de paz”, ha apostillado.
A su vez, ha reclamado al Cuerpo Diplomático tener muy presente la voluntad de diálogo para buscar el encuentro en lugar de la confrontación: “Es necesario revitalizar la diplomacia multilateral y esas instituciones internacionales que han sido queridas y pensadas en primer lugar para poner remedio a los conflictos que pudiesen surgir en el seno de la comunidad internacional”, ha afirmado.

La primera audiencia de León XIV al Cuerpo Diplomático
León XIV insta a los gobiernos a "remediar las desigualdades globales" para evitar las injusticias
León XIV ha recordado también que toda paz requiere practicar la justicia para evitar “los numerosos desequilibrios y las injusticias que conducen, entre otras cosas, a condiciones indignas de trabajo y a sociedades cada vez más fragmentadas y conflictivas”, ha advertido.
De ahí que Prevost considere necesario esforzarse “por remediar las desigualdades globales, que trazan surcos profundos de opulencia e indigencia entre continentes, países e, incluso, dentro de las mismas sociedades”.
En este contexto, el Sucesor de Pedro exige a los gobiernos aplicarse “para construir sociedades civiles armónicas y pacíficas”. Para lograrlo, considera el Papa, es necesario invertir en la familia o tutelar la dignidad de cada persona, “especialmente de aquellas más frágiles e indefensas, desde el niño por nacer hasta el anciano, desde el enfermo al desocupado, sean estos ciudadanos o inmigrantes”.
Al final de su discurso ante el Cuerpo Diplomático, León XIV señala que la Iglesia no puede eximirse “de decir la verdad sobre el hombre y sobre el mundo, recurriendo a lo que sea necesario, incluso a un lenguaje franco, que inicialmente puede suscitar alguna incomprensión”.
Una verdad, matiza el Pontífice, que “no se separa nunca de la caridad, que siempre tiene radicada la preocupación por la vida y el bien de cada hombre y mujer”.