Se cumplen 20 años del viaje de San Juan Pablo II a Rumanía

El Papa Francisco visita Rumanía desde el viernes en su 30º viaje internacional. Lo hace dos décadas después de San Juan Pablo II y con aspectos en común

Debora Donnini | Redacción religión

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El próximo viernes comienza el viaje apostólico del Papa Francisco a Rumania. La fecha coincide también con el 20 aniversario de una visita apostólica que también hizo su predecesor, San Juan Pablo II, a este país en mayo de 1999. La presencia del pontífice polaco dejó imágenes para la historia, como los gritos de "Unitate, unitate" que escuchó mientras paseaba con el Patriarca Teoctist, de la Iglesia ortodoxa. 

Francisco va a ser - como fue Karol Wojtila - un Papa de la Iglesia católica en un país de mayoría ortodoxa. El impacto del paso de San Juan Pablo II por Rumanía tuvo efectos en el ecumenismo, en la cercanía a la minoría católica y en el culto mariano. Los viajes de ambos pontífices, en diferentes momentos de la historia, tienen varios puntos en común. En este vídeo puedes revivir cómo fue el de San Juan Pablo II. 

Seguir caminando juntos: deseo cumplido de San Juan Pablo II en la visita del Papa Francisco

Karol Wojtila pisó Rumanía 10 años después de la caída del Muro de Berlín. Desde el primer momento, fue un viaje en el que se quería plasmar la unidad entre los credos católico y ortodoxo. Esa unidad se concretó en un gesto: el Papa y el Patriarca Teoctist estuvieron juntos en todo momento. 

El líder religioso ortodoxo recibió a San Juan Pablo II en la visita a la Catedral Patriarcal y a la Residencia Patriarcal. Ambos presidieron al día siguiente el encuentro con el Santo Sínodo. El domingo fue el día en que los dos oficiaron sus respectivas celebraciones con presencia especial del otro. Por la mañana, el Papa polaco asistió a la celebración de la Divina Liturgia que presidió Teoctist y, por la tarde, fue turno del religioso ortodoxo de presenciar la Santa Misa. 

Las palabras de despedida de San Juan Pablo II a Rumanía fueron una respuesta a esos gritos de unidad que él había escuchado de los fieles rumanos. Ese deseo de comunión en Jesús fue el que trasladó, en especial, a los jóvenes: "En estos días el Espíritu les entrega a ustedes, jóvenes, el 'sueño' de Dios: que todos los hombres formen parte de su familia, que todos los cristianos sean uno. ¡Entren con este sueño en el nuevo milenio!"

El Papa Francisco va a Rumania del próximo 31 de mayo al 2 de junio. Su paso por el país va a tener también un acento mariano con su visita al santuario de Sumuleu-Ciuc. Este santuario es un lugar de peregrinación desde mediados del siglo XVI, en una zona de mayoría magiar.

Las ciudades de Iasi y Blaj también serán destinos del pontífice, junto con la capital rumana, Bucarest. Allí, reeditará el encuentro con el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Rumania, Daniel, y con el Sínodo permanente.

Su encuentro con la comunidad católica de diversos ritos - latinos, bizantinos y armenios - busca dar sentido también al lema de su 30º viaje apostólico: "Caminemos juntos"

San Juan Pablo II y Francisco, unidos en el reconocimiento de los mártires perseguidos del comunismo

Rumanía entró en el siglo XXI después de haber sido sometida por una dictadura comunista. Tan sólo llevaban 10 años libres del control soviético cuando recibieron al Papa. La Iglesia greco-católica fue proscrita en 1948 y perseguida por los comunistas. A esa Iglesia perseguida es a la que ambos pontífices - Juan Pablo II y Francisco - han querido visitar. 

 El mismo Juan Pablo II fue al cementerio de Belu y se detuvo frente a las tumbas del obispo Vasile Aftenie y del cardenal Iuliu Hossu, asesinados entre 1950 y 1970. Ambos fueron víctimas de la represión junto con otros cinco obispos. Estos siete religiosos greco-católicos mártires serán beatificados 20 años después por el Papa Francisco.

En la Misa celebrada en la Catedral de San José de Bucarest, Juan Pablo II les recordó: "Ahora vengo del cementerio católico de esta ciudad: sobre las tumbas de los pocos mártires conocidos y de muchos otros cuyos restos mortales ni siquiera tienen el honor de un entierro cristiano, he rezado por todos ustedes y he invocado a sus mártires y confesores de la fe para que intercedan por ustedes ante el Padre celestial. He invocado en particular a los obispos para que sigan siendo sus pastores desde el cielo: Vasile Aftenie y Ioan Balan, Valeriu Traian Frentiu, Ioan Suciu, Tit Liviu Chinezu, Alexandru Rusu".

El Papa también recordó "al cardenal Iuliu Hossu, que prefirió permanecer con los suyos hasta la muerte, renunciando a trasladarse a Roma para recibir la birreta cardenalicia de parte del Papa, porque eso habría significado abandonar su amada tierra". Fue conmovedor el saludo que el Papa dirigió en esta celebración al anciano Cardenal Alexandru Todea, que había pasado dieciséis años en prisión y veintisiete bajo arresto domiciliario durante el período del régimen comunista.

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