Los traumas de la guerra, unas heridas que se heredan y tarda décadas en sanar: "Han visto morir a su padre o a su madre"

La experta en salud mental Ana Villota analiza en 'Ecclesia al día' las devastadoras consecuencias psicosociales en los supervivientes de un conflicto y alerta sobre un campo todavía deficitario como los trastornos mentales

Ana Villota


Redacción Religión

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Atender a las víctimas de las guerras desde un enfoque psicológico. Es la petición que ha hecho en 'Ecclesia al día' la trabajadora social forense Ana Villota, que ha destacado la importancia de cubrir las necesidades más básicas de la población que ha sufrido el conflicto. 

Y es que la guerra en Gaza o Ucrania ha traído consecuencias para la salud mental de la población, más allá de la destrucción material.

Villota ha advertido sobre las secuelas que la guerra deja en la población, especialmente en los menores: "Estamos hablando de menores que han visto morir a sus padres, a sus madres, a sus abuelos". Para la experta forense, se necesita un "equipo integrado de psicólogos trabajadores sociales, psicólogos" que aborde los traumas, la ansiedad y la depresión que surgen tras vivir situaciones tan extremas.

Estamos hablando de menores que han visto morir a sus padres, a sus madres, a sus abuelos"

Ana Villota

Psicóloga forense

Un trauma que se hereda: "se heredan incluso en generaciones futuras a nivel biológico"

La recuperación, según ha explicado Ana Villota, "es muy subjetiva" y depende de factores como la capacidad de adaptación de cada persona. Sin embargo, ha hecho referencia a estudios científicos que demuestran que las secuelas de los grandes conflictos bélicos van más allá de la experiencia personal. "Los traumas de guerra se heredan incluso en generaciones futuras a nivel biológico", ha afirmado la experta.

El proceso para sanar estas heridas es complejo y prolongado. Villota, que también es fundadora de la asociación AISS, que tutela pisos de acogida para personas con trastornos de salud mental, ha señalado que el abordaje de estos cuidados se trabaja "cuando cada persona está preparada", ya que son "procesos lentos que pueden durar incluso décadas". Además, ha puesto el foco en la vulnerabilidad de la infancia, ya que muchos niños "han perdido todo el sustento" y sus figuras de protección.

El estigma de la salud mental

Finalmente, Ana Villota ha lamentado que, aunque se ha avanzado, "la salud mental es un campo absolutamente deficitario". Pese a que más gente busca ayuda profesional, persiste un "estigma muy fuerte". "A nadie le supone un rechazo social decir que va al médico traumatólogo, pero si es al médico psiquiatra tienden a a ocultarlo", ha concluido.

La salud mental no se atiende de la manera que merece"

Ana Villota 

Psicóloga forense

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.

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