El Papa, ante varios líderes musulmanes en Beirut, reivindica la unidad: "se puede encontrar esperanza si nos centramos en lo que nos une"
En la Plaza de los Mártires de Beirut, lugar emblemático para las reivindicaciones de los libaneses, se ha celebrado un encuentro ecuménico que celebra la diversidad interreligiosa en el Líbano

El Papa en el Líbano
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En la simbólica plaza de los mártires de Líbano, el Papa se ha dirigido a los líderes de las diferentes espiritualidades que existen en el Líbano, un país con más de 18 comunidades religiosas reconocidas. En el encuentro han coincidido un líder sunní, la rama mayoritaria del Islam, un líder greco ortodoxo, otro chií, la otra rama mayoritaria de los musulmanes; un sirio-ortodoxo, un druso, un armenio ortodoxo, un protestante y un líder alauí. En total, 9 líderes de diferentes confesiones religiosas, se han reunido bajo una carpa que les protege de la lluvia que cae este lunes sobre Beirut, en un encuentro de diálogo interreligioso y ecumenismo.
Un acto ecuménico y ejemplar
Tras unas palabras de cada líder religioso, el Papa se ha dirigido a todos ellos como hermanos. Ha agradecido su bienvenida y la oportunidad de compartir espacio en "esta tierra bendita". Ha recordado la Exhortación Apostólica Ecclesia in Medio Oriente de Benedicto XVI, firmada en Beirut, en la que se enfatizaba que "la vocación universal de la Iglesia exige que esté en diálogo con los miembros de otras religiones. En Oriente Medio este diálogo se funda en los lazos espirituales e históricos que unen los cristianos a los judíos y musulmanes". El Pontífice ha sido muy consciente de la necesidad de fomentar un encuentro y una comunión entre las diferentes religiones que habitan el Líbano, un país golpeado por la inestabilidad y el conflicto, con un elemento como Hezbolá, tremendamente desestabilizador. Precisamente, el Santo Padre ha vuelto a poner en valor la increíble resiliencia del pueblo libanés.

El Papa en el encuentro ecuménico
El encuentro ha culminado con la plantación de un olivo, símbolo de la paz entre Dios y la humanidad y, junto al cedro, un símbolo del Líbano. Un símbolo muy importante, también, para las tres religiones monoteístas. El papa ha destacado el simbolismo de este árbol: "Su longevidad y su notable capacidad para florecer incluso en los entornos más hostiles, simbolizan la resistencia y la esperanza, reflejando el firme compromiso necesario para fomentar la coexistencia pacífica".
Líbano, un país especial plagado de simbolismo
El Pontífice ha continuado con la metáfora de los cedros y los olivos, refiriéndose a sus raíces: "Así como las raíces de los cedros y los olivos se hunden profundamente y se extienden por toda la tierra, así también el pueblo libanés se encuentra disperso por el mundo, pero unido por la fuerza perdurable y la herencia eterna de su patria. Su presencia, aquí y en toda la tierra, enriquece el mundo con su herencia milenaria, pero también representa una vocación. En un mundo cada vez más interconectado, ustedes están llamados a ser constructores de paz: a enfrentarse a la intolerancia, a superar la violencia y a desterrar la exclusión; iluminando el camino hacia la justicia y la concordia para todos, a través del testimonio de su fe".

El Papa plantando el olivo junto a un líder ortodoxo y uno musulmán
Por último, el Papa ha destacado la curiosa fiesta nacional del Líbano, que es muy significativa de la idiosincrasia única de este país. Se celebra el 25 de marzo, por la festividad de la Ascensión de la Virgen. Este día, año tras año. cristianos y musulmanes se reúnen par invocar a la Madre de Jesucristo.





