"A las inmigrantes no les sorprende los casos de violencia machista, porque lo viven en sus países de origen"

En Aleluya hemos conocido de cerca el trabajo que realizan las Hermanas 'Oblatas' de Almería, que desde hace 50 años trabajan por la autonomía personal de la mujer

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Los datos son demoledores. La mitad de los asesinatos por violencia machista en este 2021 se han producido a lo largo del mes de mayo, esto es ocho de quince. El último caso tuvo lugar en la localidad guadalajareña de Alovera, donde una mujer de 41 años perdió la vida a manos de su pareja. La violencia de género es una de las principales lacras sociales en España, y cuya aparición en los servicios informativos hemos normalizado.

Entre las mujeres inmigrantes ni siquiera se muestran sorprendidas por estos episodios violentos, ya que en sus países de origen han vivido en sus carnes el maltrato. Lo ha explicado para Aleluya la Hermana Teresa Foronda Salazar, directora del Proyecto ‘Oblatas’ de Almería, dedicado a dar techo en pisos de acogida a mujeres en situación de exclusión social.

“A muchas les sorprende, pero a otras no tanto, porque lo han vivido a su alrededor. Sí que se extrañan cuando hay niños de por medio y les asesinen. Es algo que viven muy mal, como todos”.

Un alto porcentaje de mujeres víctimas de la violencia machista son inmigrantes. En muchos casos, subraya la Hermana Teresa, no denuncian por desconocer el sistema de protección y ayuda que ofrecen las administraciones públicas: “Hay que explicarles todo el sistema de ayudas, porque no tienen por qué tolerar que sus parejas les peguen o les prohíban salir a la calle. Sin embargo, muchas de ellas no denuncian porque dicen que su pareja tiene amigos que le pueden hacer daño. Depende mucho de la cultura. En algunos países la violencia a la mujer es normal, y cuando les explicas que aquí esto no es así y pueden denunciar y acogerse a las ayudas, se dan cuenta de que hay otra manera de hacer las cosas”, explica la responsable del proyecto ‘Oblatas’ de Almería.

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A juicio de la hermana Teresa, proyectos con mujeres como el que lleva esta congregación en diferentes provincias de España son muy necesarios en la actualidad, pero confía que a largo plazo no sean necesarios. Sería síntoma de que el mundo ha avanzado en materia de igualdad: “Soy optimista, pero hay que empezar desde la base, la educación, la familia, los medios de comunicación… así como hemos logrado cotos de adquisición de derechos en otras áreas, en esto también. Lo que ocurre es que no es fácil porque en un mundo globalizado, las mujeres se mueven por buscar una vida mejor. Tendremos que globalizar los medios para que la gente no huya de su país de origen”, reflexiona la religiosa.

Los tres proyectos de las Hermanas 'Oblatas' en Almería

El proyecto ‘Oblatas’ ha sido reconocido con la Medalla de Andalucía en la categoría de Solidaridad y Concordia el pasado mes de febrero. Cuenta con tres proyectos bien definidos: por un lado, los pisos de acogida, donde actualmente residen seis mujeres; por otro, el centro de día para ayudar a mujeres; su tercer eje de acción es la calle, donde junto a las Hermanas Adoratrices, acuden a lugares donde las mujeres ejercen la prostitución o son víctimas de la trata.

“Solemos acudir a pisos, cortijos, clubs, polígonos industriales… Normalmente salimos cuatro veces a la semana, pero el año pasado, debido al confinamiento, pudimos hacerlo seis meses. Los clubes estaban cerrados. Ahí disminuyó la atención directa, pero no la indirecta, porque muchas mujeres se ponían en contacto con nosotros porque estaban sin trabajo ni dinero para pagar alquileres, acceder a los alimentos… Tuvimos que hacer bastantes gestiones con servicios sociales o Cruz Roja”, precisa la Hermana Teresa.


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El 98% de las mujeres atendidas en el proyecto ‘Oblatas’ son inmigrantes, pero también españolas con trabajos precarios que se han quedado sin empleo: “Llegan con muchos problemas económicos, de autoestima... Procuramos prestarles todo el apoyo, búsqueda de oportunidades, promoción... En un primer momento, tiene que haber un proceso de confianza mutua. Muchas de ellas no se fían de nadie, porque para llegar a España, atravesando en muchos casos África han sufrido robos, han traficado con ellas… No están acostumbradas a que les ofrezcamos ayudas a cambio de nada. Cuando ven que poco a poco toman las riendas de su vida, se van abriendo. Pero cuesta su tiempo”, indica la religiosa en declaraciones a Aleluya.

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