Una experta desvela las claves de la adicción a las compras: "Se gasta para aliviar un malestar, no por necesidad"
La psiquiatra Marisol Roncero advierte en 'Ecclesia al día' que la adicción a las compras va en aumento y recuerda que es un comportamiento que puede convertirse en un problema de salud mental

Madrid - Publicado el
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Las rebajas o las campañas de Navidad pueden ser un reclamo inocente para muchos, pero para otros representan el detonante de un problema de salud mental cada vez más presente: la adicción a las compras. Sobre este trastorno silencioso ha hablado la psiquiatra Marisol Roncero, del Centro de adicciones sin sustancias del hospital Gregorio Marañón de Madrid, en una entrevista en el programa ‘Ecclesia al día’, de TRECE. La experta ha desgranado las claves de una patología que va más allá del simple capricho y se convierte en una necesidad irrefrenable de adquirir objetos para calmar un profundo malestar interior.
El perfil del comprador y el ciclo de la adicción
Aunque tradicionalmente se ha asociado a las mujeres, Roncero aclara que esta adicción "afecta tanto a hombres como a mujeres" y no entiende de clase social. El problema no reside en el poder adquisitivo, sino en la pérdida de control. El comprador compulsivo no busca el objeto en sí, sino el alivio momentáneo que le produce el acto de comprar. "El perfil es el de una persona que siente un impulso irrefrenable por comprar, que le genera una satisfacción muy corta", explica la psiquiatra. Este breve momento de euforia es rápidamente sustituido por sentimientos de culpa, vergüenza y arrepentimiento, lo que crea un círculo vicioso del que es muy difícil salir sin ayuda.
Este comportamiento suele estar alimentado por carencias afectivas, soledad o ansiedad. La compra funciona como un mecanismo de evasión, una forma de llenar un vacío existencial. Como señala la doctora Roncero, el problema de fondo es que "no se compra por necesidad, sino para aliviar un malestar emocional intenso". Esta búsqueda de gratificación inmediata es lo que define el carácter adictivo del comportamiento, diferenciándolo de un consumo responsable o de un simple capricho ocasional. La persona adicta puede llegar a esconder las compras y mentir a su entorno para ocultar la magnitud del problema.
Se compra para aliviar un malestar, no por necesidad"
Psiquiatra del Centro de adicciones del hospital Gregorio Marañón
El entorno digital como catalizador
La era digital ha añadido una nueva dimensión a este problema. Las tiendas online, las redes sociales y la publicidad personalizada crean un ecosistema perfecto para fomentar la compra impulsiva. La facilidad de acceso, la inmediatez y la ausencia de una transacción física del dinero eliminan muchas de las barreras que antes frenaban el gasto. "El acceso 24/7 y la falta de contacto físico con el dinero anulan los frenos naturales", advierte la especialista del Gregorio Marañón. El bombardeo constante de ofertas y la presión por seguir las tendencias contribuyen a normalizar un consumo desmedido que puede derivar en una adicción conductual con graves repercusiones.

Compras on line
El algoritmo de las plataformas de comercio electrónico y las redes sociales aprende rápidamente de los gustos del usuario, ofreciéndole de manera proactiva productos que encajan con sus deseos. Esto, combinado con estrategias de marketing agresivas como las ofertas por tiempo limitado o los mensajes de "últimas unidades", crea una sensación de urgencia que anula la capacidad de reflexión del individuo, empujándolo a tomar decisiones de compra que de otra manera no haría.
Una persona con adicción no tiene libertad sobre lo que hace y lo que no hace"
Psiquiatra del Centro de adicciones del hospital Gregorio Marañón
El camino hacia la recuperación
Las consecuencias de la oniomanía, término técnico para la adicción a las compras, son devastadoras. A nivel económico, puede generar grandes deudas y llevar a la ruina financiera. En el plano personal y familiar, provoca aislamiento, conflictos de pareja y un profundo sufrimiento psicológico. Reconocer el problema es el primer y más complicado paso. "Lo más difícil es que la persona sea consciente de que tiene un problema, porque socialmente está muy aceptado el consumo", afirma Roncero.
Una vez que se asume la adicción, es fundamental buscar ayuda profesional. Unidades especializadas como la del Hospital Gregorio Marañón ofrecen terapia psicológica y, si es necesario, tratamiento farmacológico para abordar tanto la compulsión como los problemas subyacentes (ansiedad, depresión, etc.). El objetivo, concluye la experta, no es demonizar el acto de comprar, sino "aprender a establecer una relación sana con el consumo", basada en la necesidad real y no en el impulso de calmar una herida emocional.





