Belén Ayuso, artista de Murcia que dejó al reggaeton por Dios: "Componía letras que hacían apología de las drogas, la lujuria... Era una pieza"

La cantante ha repasado en 'Ecclesia es Domingo' su proceso de conversión, donde la misericordia de Dios le permitió superar las adicciones y la mala relación que mantenía con su familia  

Belén Ayuso

Belén Ayuso

José Melero Campos

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3 min lectura

La cantante Belén Ayuso, conocida por su pasado en el reguetón y por su proceso de conversión, ha relatado en 'Ecclesia es Domingo' de TRECE un recorrido vital marcado por la oscuridad, la búsqueda y, finalmente, una profunda experiencia de fe. Durante la conversación, la artista murciana ha compartido cómo ha transformado su vida, su música y su relación con Dios tras años de ansiedad, depresión, malas compañías y violencia de género.

 

Ayuso asegura estar viviendo una etapa completamente renovada. “En mi vida ahora mismo tengo una paz que me da Dios, que me permite hacer todo esto con muchísima ilusión”, ha confesado la artista, subrayando el contraste con su pasado artístico, cuando componía letras “que iban en contra de todo lo que dice Dios, apología a las drogas, al alcohol, a la lujuria”.

La artista admite que el cambio ha sido tan radical que sólo puede atribuirlo a la acción divina. “Yo me siento completamente un milagro, soy testigo de la misericordia tan grande que tiene Dios, porque yo he sido muy perdonada”.

Libertad para hablar de fe  

Preguntada por si en la actualidad encuentra espacios donde expresarse sin ser juzgada, Belén Ayuso reconoce avances, aunque también episodios incómodos: “Tengo espacios donde puedo hablar de mi fe con total libertad, pero hace un par de días, en una televisión nacional, pasé un mal trago que no te puedes imaginar”. 

Aun así, la cantante siente que el clima cultural ha cambiado y que cada vez más artistas hablan de espiritualidad sin complejos. En este sentido, afirma sentirse preparada: “Aunque tenga críticas, aunque muchas personas no lo entiendan, yo me siento muy fuerte y me da muchísima felicidad cantar para Dios”.

Adolescencia turbulenta y un mundo que la arrastraba  

La cantante ha explicado que empezó en el mundo del reggaetón empujada por una adolescencia marcada por la rebeldía: “Yo era una pieza que no te puedes imaginar, me encantaba la fiesta, salir por la noche... Me junté con muy malas compañías”. 

Su relación con su familia también se deterioró en esa etapa: “Yo era un toro desbocado, mis padres son muy tradicionales y ver que su hija se tira al reggaetón con ese tipo de letras estaban escandalizados”.

Su vida se vio envuelta en ansiedad, depresión y consumo. Llegó a estar incluso medicada: “Me relajaban, pero no me daban la paz, sobrevivía”, ha recordado.

Fueron años en los que Ayuso reconoce haber experimentado una profunda sensación de vacío y de caer “en un estado físico, mental y espiritual, como sentirte en una cárcel”.

Esoterismo y la sensación de tocar fondo  

En esa búsqueda de alivio, Ayuso admite haber entrado en prácticas esotéricas: “Practicaba adivinación a través de cartas, me entró un espíritu de adivinación” relata la artista, precisando que llegó a acertar predicciones a sus amigas.   

Pero asegura que aquello abrió una puerta peligrosa: “Me empezaron a pasar muchas cosas en casa… caí muy enferma”.

Ese deterioro emocional y espiritual la llevó finalmente a una certeza: “Ni pastillas, ni psicólogos… nada. O acudía al más grande o de ahí no me sacaba nadie”, señala tajante.

Violencia de género: un sufrimiento en silencio  

Uno de los testimonios más duros de Belén Ayuso ha sido cuando ha compartido el maltrato que sufrió en una relación. “Ha sido el proceso más complicado y difícil de mi vida, cuando eres una mujer que sufres violencia de género, no quieres contarlo por no hacer sufrir a la familia”. 

La manipulación emocional marcó aquella etapa: “Entré en un bucle, él utilizaba mucho el tema de Dios para manipularme” . En medio de ese aislamiento, su fe se convirtió en refugio: “Una mujer maltratada suele estar muy sola, yo ahí necesité muchísimo del Señor”, apunta.

Tras su proceso de conversión, Ayuso describe una profunda renovación personal: “Dios ha cambiado mi manera de sentir, mi manera de pensar, mi manera de tratar a los demás”.

Pero admite que no fue fácil: “Las liberaciones son muy dolorosas, Dios tiene que destruir todo lo que tú eres para convertirte en lo que Él quiere que seas”. Esta reconstrucción afectó todos los ámbitos de su vida, incluida su relación con sus padres: “Ha cambiado muchísimo, nos ha llenado a todos de luz”, agradece.

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