Macu Gortázar, psicóloga: "Si los padres no son cariñosos con sus hijos, es un patrón que están aprendiendo"

Nos preguntamos por qué hay personas que son muy cariñosas y otras que, bueno, no lo son tanto

Macu Gortázar
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Poniendo las Calles

Carlos Moreno 'El Pulpo' charla con la psicóloga Macu Gortázar sobre las personas cariñosas

José Manuel Nieto

Publicado el

3 min lectura

¿Por qué hay personas que son muy cariñosas y otras que apenas expresan afecto? ¿Es algo que se nace o se aprende? En Poniendo las Calles, el programa de madrugada de la Cadena COPE, Carlos Moreno 'El Pulpo' charló con la psicóloga Macu Gortázar para analizar qué hay detrás de la forma en que mostramos —o no mostramos— cariño. Y la respuesta, como casi siempre en psicología, es compleja.

"Yo no soy precisamente un portento de cariño", reconocía Gortázar al arrancar su intervención. "Y es cierto que, qué fácil se nos dice a las personas no especialmente cariñosas eso de ‘parece que no me quieres’. Y eso duele".

Foto de archivo de un abrazo

Canva

Foto de archivo de un abrazo

Para la experta, uno de los errores más frecuentes es juzgar cómo los demás expresan o reciben afecto. “Hay gente que necesita más cariño que otra, y personas que lo expresan de maneras distintas”, afirma. Por eso, dar por sentado que alguien no es cariñoso solo porque no te abraza o no te besa con efusividad es una simplificación que no tiene en cuenta todo lo que hay detrás.

El papel del carácter

Según Gortázar, la personalidad influye mucho en la forma de expresar cariño. “Hay gente que no es cariñosa, no porque no quiera, sino porque no le sale. Tiene que ver con el carácter, con la manera en la que conectamos con nuestras propias necesidades”.

Pero también hay una base de experiencias pasadas. “Si yo de pequeña iba a dar un abrazo a mi madre y me decía ‘quita’, pues con el tiempo aprendo que a esa persona no se la puede tocar. Y eso deja huella”, explica. En estos casos, la falta de muestras de afecto no responde a una decisión consciente, sino a una reacción aprendida.

Otra posible causa es la desconexión emocional. Hay personas que ni siquiera identifican que necesitan afecto. “Si no siento que lo necesito, no lo voy a buscar. Y desde fuera, eso se percibe como frialdad. Pero muchas veces es simplemente una dificultad para conectar con los propios deseos de cariño”, añade.

Un abrazo entre padre e hija

Pexels

Un abrazo entre padre e hija

Uno de los momentos más relevantes de la entrevista fue cuando Gortázar explicó cómo los niños aprenden a gestionar el cariño observando a sus padres.

Cariño y crianza

"Si mi padre o mi madre no es cariñoso conmigo, es un patrón que yo estoy aprendiendo de cómo se expresa el cariño", señaló.

Esto implica que la frialdad emocional también se transmite. Y no solo por omisión, sino por cómo los adultos gestionan su propia necesidad de afecto. “A veces, si mi hijo no quiere darme un beso, yo reacciono juzgándole, cuando en realidad soy yo quien necesita el beso. Entonces él aprende que está mal no darlo, aunque no le apetezca”.

Esta dinámica puede perpetuar patrones poco sanos. Ocurre también con los niños excesivamente afectivos, que a veces son rechazados por “empalagosos”. Esas correcciones marcan la forma en la que entienden lo que es correcto o no a la hora de expresar amor.

Por eso, Gortázar insiste en la importancia de ser conscientes de nuestras propias necesidades y expresarlas desde la honestidad, no desde el juicio.

“Qué diferencia hay en decir: ‘Jo, parece mentira que no me quieras dar un beso’, a decir: ‘Cariño, me apetece mucho que me des un beso. Aunque tú no lo necesites, yo sí lo necesito’. La manera de pedirlo lo cambia todo”.

La psicóloga apunta que, si queremos construir relaciones afectivas más sanas, debemos empezar por revisar cómo entendemos y pedimos el cariño. Y sobre todo, dejar de etiquetar como “arisco” o “frío” a quien simplemente expresa el afecto de otra manera.

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