Se cumple una semana del terremoto de Siria y Turquía, seísmo que deja ya una cifra terrible de fallecidos. 39.000 víctimas mortales entre los dos países y 85.000 heridos.

Siete días en los que los equipos de rescate han trabajado sin descanso para localizar supervivientes entre los cascotes y los edificios completamente derrumbados.

El último rescate ha sido el de de una mujer de 40 años que ha pasado 170 horas bajo los escombros en Gaziantep, en el epicentro del terremoto. Un milagro porque una semana después, las esperanzas de encontrar supervivientes son prácticamente nulas.

Los esfuerzos se centran ahora en comenzar la reconstrucción y que la ayuda internacional llegue a los lugares más afectados de Siria, sobre todo, al noreste, zonas de difícil acceso y controladas por los opositores al gobierno.

Es un país, Siria, que lleva 12 años en guerra. Su sistema sanitario está muy afectado por la pandemia, y también por una epidemnia de colera en los últimos meses.

Siete días después, en 'Mediodía COPE', Alejandro León, misionero salesiano en la ciudad de Alepo, asegura tener "la sensación de que superamos una primera etapa. En nuestro centro, mucha gente ha regresado sus casas", ha explicado. Aún así, cuenta que todavia quedan unas 300 personas viviendo en el centro, con situaciones "más difíciles".

Otro factor en esta vuelta a la normalidad, explica este misionero, es que "el número de gente que está durmiendo en coches ha bajado. El miedo excesivo se está empezando a superar", ha descrito. A ello, defiende, ha ayudado que el número de réplicas sísmicas se ha reducido. "El último que se sintió fue el viernes", ha contado en 'Mediodía COPE'.

¿Y ahora qué?

La ciudad de Alepo, explica Léon, está "perdida". ¿Ahora qué hacemos?¿Cómo empezamos a reconstruir?¿Cómo comenzamos la vida de las escuela si están ocupadas con refugiados?", expone. Son algunas de las dudas e incertidumbres que se viven en esta ciudad siria.

La ayuda en Siria, expone este misionero, "tardó mucho en llegar, pero ya está circulando". El problema siguen siendo las zonas no controladas por el gobierno.

Superada esta primera fase, Alejando cree que lo necesario primero es empezar la recontrucción cuanto antes para que la gente vuelva a sus casas. "Para tener un mínimo de dignidad, hay que tener casas familiares y tienen que llegar ingenieros, materiales.. y esto van a ser procesos largos", asegura.

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La otra parte, destaca, es la reconstrucción personal. "Hay muchos niños, adolescentes, ancianos con miedo, traumas, con dificultades para dormir en colchoneta", describe. En definitiva, ayuda psicosocial.