En el centro de nuestra península, en la Comunidad de Madrid se encuentra el Cerro de Los Ángeles, más concretamente en Getafe. En este lugar existe un edificio en el que conviven 33 jóvenes. La mayoría de ellos no superan los 30 años. Son muy distintos, tienen aficiones diferentes. A algunos les gusta el fútbol, a otros el billar, a otros la música pero todos tienen un mismo sueño: ser sacerdotes.

Cada uno de estos chicos ha entrado de una manera distinta al seminario. Hay algunos que tenían clara su vocación desde que eran niños pero a otros la inquietud les llegó más tarde. La Iglesia en torno al día de San José celebra el Día del Seminario. Y en Mediodía COPE hemos visitado este Seminario Diocesano de Getafe para conocer a sus seminaristas.

"Dejarlo todo"

Lo que más impacta son las historias que ellos nos cuentan. Por ejemplo hace dos años entró en este Seminario, Nacho Sota. Este joven tenía la vida resuelta. Estudió telecomunicaciones en Madrid pero al acabar la carrera se fue a Estados Unidos.

Allí hizo dos másteres y empezó a trabajar. Durante casi cinco años estuvo en grandes empresas de Chicago y de Alabama dedicándose a temas de seguridad informática. Además tenía una novia con la que llevaba saliendo 6 años. Nacho Sota lo dejó todo, se volvió a España y entró en el seminario. Él nos reconoce que lo que más le costó fue dejar a su novia con la que llevaba seis años. Nos explica como fue el momento en el que le dijo que iba a entrar en el seminario: “Ella es una persona estupenda. Al final cuando tienes una relación con otra persona las cosas se hablan. Fui sincero conmigo mismo y con la relación porque había algo en mi corazón que me pedía algo distinto”.

El día a día de estos seminaristas es muy completo. Ellos se levantan temprano, sobre las 6 y media de la mañana y lo primero que hacen es ir a la ermita a rezar. Después van a la Universidad donde estudian filosofía y teología.

Dos hermanos, una misma vocación

Otro chico que está en este seminario es Giovanni. Mide dos metros de altura y desde que era pequeño empezó a jugar al baloncesto. Estaba llamado a ser un profesional pero sin embargo decidió dedicarse a estudiar.

Él es italiano y se matriculó en la facultad de económicas y gestión de empresas de Trento. Después acabó la carrera en China y se vino a hacer unas prácticas a España. Giovanni experimentó en su vida un gran vacío que nada lo llenaba. Poco a poco descubrió que Jesús lo estaba llamando y decidió entrar en el Seminario Diocesano de Getafe donde lleva un año y medio.

El hermano pequeño de Giovanni se llama Marco. Dejó Italia y se vino a Madrid a estudiar fisioterapia. Después durante 4 años ha estado trabajando en un hospital de cuidados paliativos. Marco nos cuenta que allí descubrió la debilidad de las personas. Sintió mucha impotencia y empezó a acercarse a más Dios. Decidió que su camino iba a ser él mismo que el de su hermano Giovanni. Marco también quiere ser sacerdote y acaba de entrar en el mismo seminario en el que está su hermano, en este de Getafe.

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¿Cómo es el día a día?

Por la tarde los seminaristas dedican mucho tiempo al estudio y también a la oración pero también tienen tiempo para la convivencia y para compartir juntos distintos juegos. Por ejemplo tienen un gimnasio, un lugar donde practican teatro, un futbolín y un billar en el que realizan una liga entre todos los seminaristas.

Uno de los seminaristas más asiduos a este billar es Jordan. Tiene 29 años y lleva 5 formándose para ser sacerdote. Él nos dice que no pudo traicionar a su corazón y que ser sacerdote es algo que merece la pena porque consiste en entregarse a los demás.

Muchas tardes los seminaristas también tienen tiempo para jugar al fútbol. Un seminarista al que el fútbol le apasiona es Rafa. Estudió Derecho y ADE y trabajaba en uno de los despachos de abogados más conocidos de España. Lo dejó y hace seis meses entró en este Seminario de Getafe. Nos dice que ha vivido muchas experiencias antes de entrar allí pero que ahora está convencido que aquel es su sitio.

En España tenemos 956 seminaristas como Rafa, como Marco, como Nacho o como Jordan, todos han entrado allí en circunstancias muy distintas pero todos tienen la misma inquietud: en un futuro, ser sacerdotes.