Testigos de la verdadera Paz
Escucha la Firma de José Luis Restán del jueves 26 de junio

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Mientras los cristianos de Siria lloran a sus últimos muertos tras el atentado yihadista del pasado domingo y los tambores de guerra aún retumban en la región, apenas parece haber espacio para la noticia de que ha sido elegido un nuevo Custodio franciscano para Tierra Santa. Es el padre Francesco Ielpo, nacido hace 55 años en la provincia italiana de Potenza. Recién elegido, confiesa que el momento que se está viviendo en la tierra donde nació Jesús y echó raíces la primera Iglesia ha alcanzado un vértice de violencia, de dramatismo y dolor de los inocentes, que no tiene precedentes. “Si miro al servicio que se me ha pedido, confiesa, creo que cualquiera tendría un sentimiento de desproporción, pero precisamente ahí se abre el espacio para que actúe Otro (con mayúscula)”.
La Custodia Franciscana abarca los territorios de Israel y Palestina, Jordania, Siria, Líbano, Egipto y Chipre. Cuando se le pregunta si es razonable creer en la posibilidad de la paz en esas tierras, responde que la verdadera cuestión es qué entendemos por paz. “Ha existido la Pax romana, o sea, la victoria de uno que impone a los otros con su fuerza el final de la guerra… pero la Iglesia siempre ha dicho que la paz verdadera es la que proviene del Resucitado, por tanto, los cristianos estamos llamados a ser testigos de una paz que viene de Otro… como decía San Francisco: ‘que el Señor os dé su paz’. Eso no significa que nos crucemos de brazos, debemos hacer oír nuestra voz y apelar incansablemente al buen sentido, a la razón, a la política, a la diplomacia”
Los franciscanos llevan desde hace más de 700 años custodiando los Santos Lugares en toda clase de circunstancias y bajo todo tipo de imperios. El nuevo Custodio Ielpo dice que lo más urgente es testimoniar, a través de su presencia, la Presencia de Cristo, y desde ahí, ser también maestros de fraternidad: “lo digo con algo de pudor, porque en estos días esa palabra puede sonar vacía, por eso somos llamados a vivirla nosotros mismos antes de anunciarla”.