Grandeza y miseria del hombre

Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Papa nos ha regalado hoy una hermosa carta sobre el gran filósofo Blaise Pascal, en el 400 aniversario de su nacimiento, con el título “Grandeza y miseria del hombre”. Durante toda su vida, Pascal fue un infatigable buscador de la verdad, escribe Francisco. Con la razón rastreó sus signos en campos como las matemáticas, la física y la filosofía… pero no se detuvo ahí. Con esa razón, tan aguda y al mismo tiempo tan abierta, nunca acalló en él la gran pregunta sobre qué es el hombre. Su vida estaba marcada por una “asombrada apertura a la realidad”.
Pascal ejercía una racionalidad fuera de lo común, y por eso reconocía también los límites de la razón. Él, que era un científico experto en geometría, decía que “de todos los cuerpos y espíritus no se sabría sacar un impulso de verdadera caridad; esto es imposible y de un orden distinto, sobrenatural”. Y es que ni la inteligencia geométrica ni el razonamiento filosófico permiten al hombre llegar por sí solo a una «visión clara» del mundo y de sí mismo. Ahora bien, la revelación gratuita de que Dios es amor, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, que se encarnó en Jesucristo, que murió y resucitó para nuestra salvación, puede ser reconocida por nuestra razón que, a su vez, puede exponerla ante los demás.
Pascal fue un testigo apasionado de que Dios no es el Dios abstracto o el Dios cósmico, es el Dios de una persona, de una llamada, el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, el Dios que es certeza, que es alegría, y cuyo rostro humano es Jesucristo. Francisco concluye diciendo que Pascal, como fiel laico, experimentó la alegría del Evangelio, cuyo Espíritu quiere fecundar y sanar «todas las dimensiones del hombre» y reunir «a todos los hombres en la mesa del Reino». El Papa nos propone aprender de la obra luminosa y de los ejemplos de vida de este hombre lleno de inteligencia y de pasión, y, sobre todo, tan profundamente sumergido en Jesucristo, que nos puede ayudar a seguir hasta el final el camino de la verdad, la conversión y la caridad.