Se cumplen 50 años desde que Neil Armstrong pusiera, en nombre de toda la humanidad, el pie en la Luna. Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la eternidad. Fue una de las promesas estrella de Kennedy, que aseguró que algún hombre pisaría la superficie lunar antes de que se acabara la década de los 60. Después de que Armstrong, Collins y Buzz Aldrin volvieran de a la Tierra, Nixon les recibió con una frase emblemática: “Soy el hombre más afortunado del mundo, no por ser el presidente de los Estados Unidos, sino por ser quien os reciba de vuelta aquí en la Tierra”.

Eduardo García Llama es el autor del libro “Apolo 11. La apasionante de cómo el hombre pisó la Luna por primera vez” y ha contado en La Tarde todo sobre aquel viaje histórico. “Lo que lo hizo posible fue la competición entre Estados Unidos y la URSS en el contexto de la Guerra Fría” asegura el escritor de este libro histórico, que apunta también al “desarrollo tecnológico” como el otro punto crucial en la llegada del hombre a la Luna. El propio Eduardo está en Houston, trabajando en el programa Orion, el nuevo programa espacial titulado de la NASA para regresar a la Luna y poder viajar por primera vez a Marte. “La idea es asentarnos y plantar una base en la Luna, por eso lo llamamos un Apolo con esteroides”.

El autor del libro centrado en la expedición espacial nos hace un diseño de la estructura del conocido Apolo 11. Era una misión en la que participaban tres tripulantes y en la que había una cabina o módulo de mando, una cápsula bastante pequeña (6 metros3) con forma cónica, con un motor con el que se hacían los cambios d3e velocidad requeridos en las trayectorias. En esos módulos de servicio estaba contenido el combustible, el oxígeno, el sistema eléctrico”.