La foto de Fernando de Haro: "Tardó en llegar la romería de octubre y ahora ya se ha ido"

La foto tiene mucha profundidad. En primer plano una par de mesas y después muchas y muchas más mesas de una cervecería profunda, grande, de techos altos y decorados con escenas de fuentes palaciegas, cielos imperiales y ciudadanos orondos. Dentro del establecimiento cabe hasta una caseta de música como las de los parques municipales. Se ha acabado la fiesta. El suelo de madera está hinchado de las espumas cerveceras, de los cantos de exaltación de la amistad, de salsa para salchichas. Una chica rubia en las primeras mesas, con guantes, saca una bayeta de un cubo de agua con olor a detergente Detrás de ella otras compañeras hacen lo propio. Hay también quien barre y quien frota. Se ha acabado la fiesta de octubre. Ya se ha echado la noche. Una noche dulce y clara. Y duermen casi todos. Duermen los chicos que entre sueños recuerdan qué chicas les gustaron. Se oye el canto solitario de un vecino que se ha quedado rezagado, ha cerrado la cervecería, y sube por la calle. Pronto llegará a su piso patera. Tiene que madrugar. El día feriado ha terminado y ya casi amanece un lunes que se parece a otros lunes, con el madrugón, los retrasos del autobús y un malestar indefinido creciendo bajo la lengua. El vecino que ya ha metido la llave en la cerradura y que no acierta a girarla ha esperado con impaciencia el día de asueto, la juerga animada por jarras de a litro y por mujeres generosas. Tardó en llegar la romería de octubre y ahora ya se ha ido. Su voz de achispado muere alejándose bajo el estrépito del camión de la basura.