La foto de Fernando de Haro: "El forjador solo descansa el domingo algunas horas..."
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La foto de Fernando de Haro: "El forjador solo descansa el domingo algunas horas..."
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Foto antigua, antigua y retocada, tan retocada que parece un cuadro de claroscuros artificiales. Enmarcada por las vigas de un rascacielos en construcción se asoma la gran ciudad pálida como un fantasma, velada por una niebla de amanecer de invierno. Los edificios se levantan como intentos retóricos de alcanzar un cielo lejano. El ajetreo del comienzo de la jornada, las carreras para coger el metro, los silbidos de las máquinas de café, los saludos que desean sinceramente un buen día, los gritos de los vendedores de periódicos suben hasta la planta 54 del Empire State Building que todavía no está terminada. Apoyado en una traviesa de hierro colado, con la cabeza muy cerca de dos grandes remaches, descansa un forjador abrigado con un mono basto y un sombrero que le tapa los ojos. El obrero junta las manos en su regazo y cruza las piernas. No trabaja, posiblemente sea el único en la gran ciudad que no trabaja en ese momento, él y alguna enfermera que ha acabado el turno, él y algunos amantes con el horario cambiado. El forjador no ha nacido con una cuchara de plata en la boca, tiene todos los títulos que hay que tener en la gran ciudad: sus padres eran pobres, se crio en una cabaña de troncos, ha madrugado toda su vida, se ha levantado a las tres de la mañana, es un hombre nuevo, ahorrador, con una audacia mesurada y proporcionada. El forjador solo descansa el domingo algunas horas para asistir a los oficios de su congregación. Pero esta mañana, por un por qué sí y un por que no, se ha sentado para no hacer nada.



