Desaparece su hermano cuando tenía un año y, 47 años después, lo que ocurre al reencontrarse con él le hace llorar: "Siempre"
Tras el estreno de la serie basada en el cómic de Héctor Germán Oesterheld, miles de argentinos comenzaron a preguntarse si su identidad es real

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La serie El Eternauta, basada en el icónico cómic argentino, ha generado un efecto inesperado: ha multiplicado las consultas y denuncias por posibles apropiaciones de bebés durante la última dictadura argentina. Aunque la ficción no aborda directamente el terrorismo de Estado, su éxito ha provocado una reactivación de la memoria colectiva y de la búsqueda de desaparecidos.
Se ha sextuplicado el número de personas que se acercan con dudas sobre su verdadera identidad. A través de una serie que no tiene nada que ver con la dictadura, mucha gente se esté preguntando casi quiénes son, de dónde vienen.
Las Abuelas de Plaza de Mayo, organización que desde hace casi 50 años busca a los niños robados durante el régimen militar, han logrado reunir a 139 nietos con sus familias. Pero aún quedan más de 300 por encontrar.
Reconstruir, resignificar, disfrutar
Uno de los casos más recientes y conmovedores es el de Miguel Santucho, miembro de la comisión directiva de las Abuelas y hermano del nieto 133 recuperado. Su historia es un testimonio del largo y doloroso proceso de búsqueda y reencuentro.
“Para mí ese primer viaje a la Argentina marcó la posibilidad de conocer a mi abuela y enterarme que estaba buscando a mi hermano”, contó Miguel, quien se exilió en Europa con solo un año y no regresó a Argentina hasta los diez.
Durante décadas, Miguel continuó la búsqueda iniciada por su abuela Nélida. El reencuentro con su hermano se produjo en julio de 2023, 47 años y 13 días después de la desaparición de su madre. “Es algo increíble, yo no lo sospechaba… siempre lo esperé, siempre lo busqué”, recordó emocionado. “Desde el primer momento, el primer abrazo fue increíble.”

La presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo
Un Estado ausente bajo el gobierno de Milei
Consultado sobre el impacto del actual gobierno argentino en esta causa, Miguel fue claro: “Desde el principio de la campaña electoral fue muy claro el mensaje que tiraron, negando el terrorismo de Estado, los 30.000 desaparecidos...”
Según explica, la administración de Javier Milei ha recortado recursos para los espacios de memoria y ha desarticulado equipos de trabajo esenciales para la búsqueda de los nietos apropiados. “Esto lo que hace es obturar, complicar, estirar los tiempos”, advirtió.
Argentina, dice Santucho, “tiene firmado tratados internacionales” y fue pionera en la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos, clave en las investigaciones. Pero el actual contexto político dificulta avanzar.
Una búsqueda global y una herramienta vital
A pesar de las dificultades, el trabajo no cesa. Cada año, entre 800 y 900 personas se acercan al Banco Nacional de Datos Genéticos con dudas sobre su identidad. La tecnología, incluyendo ahora herramientas de inteligencia artificial, está ayudando a digitalizar documentos y pruebas.
“Sabemos que pueden estar en cualquier lugar del mundo”, comentó Miguel, quien ha sido testigo de reencuentros no solo en Argentina, sino también en países como Italia, Francia y España. “En Valencia, por ejemplo, Marcela recuperó su identidad y se pudo reencontrar con su familia”, relató.
Como él, muchos otros siguen buscando. “El derecho a la identidad, el deseo de saber quién es uno, esa necesidad de sostener la verdad, es algo que nos caracteriza”, concluyó. Y ahora, gracias al eco cultural de El Eternauta, nuevas generaciones se suman a la búsqueda.