Las principales protagonistas de esta bonita historia son las cuatro niñas provenientes de Chad, y que sueñan con ser gimnastas profesionales. Pero esto ha sido posible gracias al trabajo en equipo de tres personas:

Primero, Ramón Grosso y su Fundación, que decidió impulsar un proyecto en una escuela infantil en Chad, donde construyeron dos pozos para cubrir las necesidades básicas de los niños. Entre todos los objetivos, destaca la creación de una escuela de gimnasia artística, para que las niñas se conviertan en profesionales y alcancen su sueño de competir bajo la bandera de Chad en los Juegos Olímpicos: "Son cuatro niñas que van a estudiar al colegio San Francisco Javier en Trouka, Chad, donde la fundación tiene el proyecto. Entrenan en el proyecto de gimnasia artística que lidera Silvia, y gracias al apoyo de Silvia y papas de acogida hemos conseguido traerlas a España a que continúen con su formación, y poder llevarlas a los Juegos Olímpicos de París 2024". 

La segunda rama del proyecto es Sylvia García, la entrenadora. Da sus clases en el Polideportivo Pradillo, Pozuelo de Alarcón: "El objetivo real es que estas niñas tengan una esperanza, unos objetivos, allí en el Chad la solución es casarlas y que les alimenta otra persona. Aquí pueden labrarse un futuro y encontrar una profesión diferente. Tenemos una guinda más deportiva y podemos solicitar una wild card para tener una plaza en parís".

Y finalmente, el Padre Camille, el ideólogo de llevar la gimnasia artística hasta Chad. Para él, la mujer es la pieza fundamental de la sociedad: "Son el punto central del desarrollo del ser humano, no solo en la familia sino también en la sociedad, en África y en el mundo. Si la humanidad se desarrolló, se ha hecho en torno a la mujer. Yo creo que empezar nuestros sueños por la realización del deporte de las niñas es muy importante que ayuda a cambiar mentes, y el entorno en donde vivimos".