Se acerca el inicio de un nuevo curso académico. Cada año, más de 200.000 jóvenes abandonan sus comunidades para cursar sus carreras universitarias, junto a los 100.000 que vienen del extranjero. Ante tanta demanda, la búsqueda de piso en las grandes ciudades es una auténtica odisea.

Los caseros exigen nóminas, varios meses de fianza, avales... Hay quien realiza castings a los que quieren alquilar la vivienda. Todo esto teniendo en cuenta queel precio de una habitación cuesta el 50 por ciento del salario mínimo interprofesional, que se sitúa en 1.080. En Madrid y Barcelona, la media está en torno a los 540 euros mensuales.

"El mercado del alquiler no está funcionando y el coste de la enseñanza superior está en una senda creciente", analiza el escritor y columnista Lorenzo Silva.

Huir de las zonas céntricas para encontrar precios más bajos

Esta situación, la manejan empresas como Live4LIfe, de la que Alberto Añaños es CEO y fundador. Su agencia se dedica a buscar piso a los jóvenes estudiantes.

Explica que estos "problemas" se dan sobre todo en las ciudades de Madrid y Barcelona, "donde tenemos un precio en torno a los 500 euros por habitación". Igualmente, insiste en que, por esos precios, las viviendas están en las zonas céntricas y "con ciertas calidades". En zonas algo más alejadas, "podemos encontrar por menos de 400".

Poniendo el foco en Madrid, Añaños incide en que Moncloa es el barrio con los precios más altos porque "es donde todo el mundo quiere vivir". Los que empiezan su primer año en la universidad, buscan una experiencia total, no solo en las clases. Además, lo más probable es que sea la primera vez que abandonan su casa y se mudan con sus amigos. "El centro está 'hipercotizado'", dice.

Los requisitos de los caseros y los contratos de los estudiantes

En cuanto a las audiciones que realizan los arrendatarios, apunta que solo se da en los lugares donde existe "más presión demográfica, menor oferta y más personas postuladas a la habitación". En otros lugares con menos demanda, como Granada o Sevilla, es más complicado que el propietario pueda permitirse ese lujo.

Para seleccionar al inquilino, "cada propietario tiene su librillo". El CEO de la agencia revela que, por norma general, suelen preferir chicas. Además, suele decantarse por gente nacional porque "el casero tradicional prefiere a gente de la zona". También anteponen que el aval esté en España y tener una comunicación más fluida.

El descontrol que existe a la hora de establecer los requisitos de los propietarios es que los contratos que firman los estudiantes son de temporada. "Esta ley de vivienda está regulando la vivienda habitual", comenta Añaños. Si los contratos están bien redactados, debe indicar cuál es el domicilio principal de los inquilinos y que van a alquilar un período de tiempo determinado por un motivo de estudios.

Este formato es una de las pocas alternativas viables para los propietarios, ya que no está regulado. "El 80 por ciento de los contratos de temporada que se firman en España es para estudiantes", revela.

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La evolución de los precios del alquiler

En los siete años de vida que tiene esta start-up nacida en Valencia, han podido ver cómo cambiaba el mercado de los alquileres universitarios. En primer lugar, las viviendas "antes eran pisos viejos, con mobiliario que era una especie de cementerio de muebles reciclados". En la actualidad, aunque se siguen encontrando en un volumen más bajo, "son una auténtica maravilla".

En cuento a los precios, a día de hoy han subido un 80 por ciento en Valencia desde que llevan activos. "Bajó en la época del covid, en 2020, en torno a un 20 por ciento. En los años anteriores, se recuperó yahora estamos por encima de tiempos precovid". En ciudades como Valencia o Sevilla, ha aumentado un 10 por ciento, mientras que en Madrid y Barcelona, alrededor de un seis.