Álex Nogales, tras la adopción de Mylo: "Yo desde el primer momento, cuando le vi, me enamoré de él"
La vida de un joven con autismo ha cambiado por completo gracias a su perro de asistencia, un animal adoptado que aprendió a anticiparse a sus crisis y a regalarle independencia

Madrid - Publicado el
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A primera vista, la escena es cotidiana: un chico joven, Álex Nogales, pasea junto a su perro, Mylo. Sin embargo, una mirada más atenta revela un vínculo extraordinario. Mylo no es solo una mascota, es un perro de asistencia para el trastorno del espectro autista (TEA), entrenado para anticiparse a las crisis de Álex, calmarlo y, sobre todo, devolverle una libertad que había perdido. Su historia, lejos de los cánones habituales, demuestra que el mejor compañero de vida puede encontrarse en el lugar más inesperado.
Cuando se habla de perros de asistencia, la imagen más recurrente es la del perro guía para personas ciegas. No obstante, existen hasta cinco tipos distintos, y el de Mylo es uno de los menos visibilizados.
Él es fundamental para que Álex pueda llevar una vida mucho más independiente, rompiendo barreras que antes parecían insuperables y demostrando el potencial de estos animales más allá de las razas y roles preestablecidos.
Un flechazo en la protectora
La relación entre Álex y Mylo no comenzó en un criadero especializado, sino a través de una adopción. "Nos pusimos en contacto con una protectora, porque mis padres tienen otro perro que habíamos adoptado antes", relata Álex. Vio a Mylo en las redes sociales de la protectora 'Supervivientes Perrunos' y supo que era él. "Yo desde el primer momento, cuando le vi, me enamoré de él", confiesa. El encuentro en la casa de acogida solo confirmó sus sentimientos.
Fue una conexión instantánea porque no nos habíamos visto nunca, pero el perro ya quería venirse con nosotros. Fue increíble"
La conexión fue tan fuerte que describe ese primer encuentro como "amor a primera vista" y una "conexión instantánea", ya que, aunque Mylo estaba en una casa de acogida, no dudó en seguir a Álex desde el primer minuto. Mylo, además, no pertenece a ninguna raza específica; es un perro mestizo que pesa casi 40 kilos, una característica que, como se vería más adelante, resultaría ser perfecta para una de sus futuras habilidades.
El entrenamiento que lo cambió todo
Una vez juntos, tomaron la decisión de formarlo como perro de asistencia. Eligieron a Lealcan, una entidad acreditada que les ofrecía algo fundamental para Álex: la posibilidad de entrenar a un perro adoptado. "Yo quería esa vía, no quería de ninguna manera comprar un perro", subraya, defendiendo la importancia de "darle una segunda oportunidad a un montón de perros que no se merecen no tener casa".
El adiestramiento fue una etapa larga y que, en realidad, nunca termina. "Siempre aprendemos cosas nuevas porque vamos a sitios nuevos", explica Álex. Todo el proceso se ha basado en el refuerzo positivo, logrando que para Mylo su trabajo sea como una actividad lúdica. Esta metodología ha sido clave para que el animal asocie sus tareas con algo que le encanta hacer. "Cuando le enseño el chaleco se pone superfeliz", comenta su dueño.
Para ellos es un juego"
Un asistente para la ansiedad y las crisis
Cuando Mylo lleva su chaleco distintivo, entra en "modo asistencia" y su comportamiento cambia. Entre sus habilidades más sorprendentes se encuentra la de crear un espacio seguro para Álex en aglomeraciones, dando vueltas a su alrededor con la señal "orbit". También es capaz de interrumpir comportamientos nerviosos que podrían hacerle daño a Álex, como rascarse en exceso. "Mete como la pata o mete el hocico, todo lo que pueda hacer para pararlo", detalla.
Una de las capacidades más asombrosas de Mylo es alertar a Álex cuando sus pulsaciones son altas, incluso en reposo. Aunque para muchos es un misterio, el perro ha sido entrenado para detectar los cambios en el olor corporal asociados al nerviosismo. Una vez detecta la señal, interviene para calmarlo mediante la "terapia de presión profunda": se tumba sobre las piernas de Álex, usando sus casi 40 kilos para reducir el estrés y la ansiedad.

Persona que padece Autismo jugando
El resultado más valioso de esta relación es, en palabras del propio Álex, la libertad. Gracias a Mylo, ha podido retomar actividades que antes le resultaban imposibles. "Yo he podido ser capaz de salir a las quedadas del club de lectura, a salir con mis amigos de la universidad, a tomar un café, a restaurantes y a sitios que antes de tener a Mylo, pues no podía ir", explica con emoción. Incluso viajar en transporte público, algo que ahora hacen juntos una vez al mes.
Con la misión de concienciar, Álex ha comenzado a crear vídeos en redes sociales donde, con un toque de humor, le pone voz a su perro para explicar su día a día. Su objetivo es doble: visibilizar los diferentes tipos de perros de asistencia y normalizar el autismo. "El autismo es un espectro y a lo mejor la persona que tienes delante no lo sabes y también puede que sea autista", reflexiona. Hoy, dos años después de su primer encuentro, Álex no se imagina una vida sin Mylo, el perro que no solo le cuida, sino que le ha abierto las puertas del mundo.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.




