

"La valiente 'espantá' de Ayuso evidencia el surrealismo de tener que usar pinganillo teniendo todos una lengua común"
La directora de 'La Tarde' analiza la polémica Conferencia de Presidentes que se ha celebrado este viernes en Barcelona
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La Conferencia de Presidentes Autonómicos prometía espectáculo y lo ha tenido. No ha defraudado. Desde Moncloa se planteó el encuentro en Barcelona como una vuelta a la normalidad política en Cataluña y una oportunidad perfecta para que Pedro Sánchez tuviera una fotografía de liderazgo institucional en medio del vendaval judicial que arrecia sobre el PSOE e incluso sobre el propio Sánchez.
Así que poco se podía esperar productivo del encuentro. Es triste pero es así. En realidad, la cita solo ha servido para ejemplificar la profunda división de la política y la falta absoluta de consenso. Y en ese caos, Diaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid se ha llevado el protagonismo absoluto al abandonar la reunión cuando el lehendakari vasco, Imanol Pradales ha comenzado a hablar en Euskera. A partir de aquí, nada de lo que se haya dicho dentro ha tenido ya importancia (aunque la verdad, tampoco se esperaba gran cosa, no creo que nos hayamos perdido nada).
La espantá de Ayuso da para un debate y desde luego no ha sido fruto de un calentón. Dijo que lo haría y lo ha cumplido. Para unos ha sido una falta absoluta de respeto institucional para ser el centro de atención y para otros lo de Ayuso ha sido un acto valiente para evidenciar el surrealismo de utilizar pinganillo cuando todos tenemos una lengua común y todos la conocemos.
Seguramente tú tengas tu propia opinión a estas alturas. Yo creo que lo del pinganillo depende mucho del escenario. Si hubiera sido un acto de la Generalitat o de la Xunta de Galicia, entiendo que se usen el gallego o el catalán con normalidad y el que lo necesite que utilice la traducción, también con normalidad.
Pero hoy, tratándose de una reunión de estado, tampoco hubiera pasado nada por hablar en Castellano... como seguramente no hubiera pasado nada si Ayuso se pone el pinganillo... A lo que voy es que ha sido una anécdota, solo un síntoma de algo mayor, el estado febril que atraviesa la política española.
Y esto no es bueno porque los españoles tenemos suficientes problemas que deben pasar por esa mesa entre gobierno y autonomías; empezando con la vivienda, siguiendo por la sanidad o la gestión migratoria y terminando por la inversión en infraestructuras. Con todo esto, lo triste es que, con o sin pinganillo de Ayuso, el resultado de la reunión probablemente hubiera sido el mismo. Ningún acuerdo y mucha confrontación. Y así… no se puede.