"No se puede descartar la intervención de Estados Unidos en Irán, porque la retórica de Trump va en ese sentido y ahora han intensificado su presencia militar"

La presentadora de 'La Tarde' analiza la escalada de tensión entre Israel e Irán y valora la posible intervención estadounidense en el conflicto

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Mientras en España sigue girando el ventilador de la corrupción a toda velocidad, el mundo sigue pendiente de un nuevo conflicto bélico de consecuencias todavía impredecibles. Israel e Irán siguen su guerra a distancia a base de bombas y misiles. No hay día sin explosiones y no hay día sin amenazas cada vez más subidas de tono.

Israel no tiene ninguna intención de parar los bombardeos sobre Irán y lo plantea como una cuestión de pura supervivencia: debe eliminar por completo la amenaza nuclear. Por eso iniciaron los ataques, a pesar de que los organismo internacionales no tienen claro, a día de hoy, que Irán haya conseguido desarrollar armamento nuclear.

Precisamente, Irán no ha sido tampoco un país transparente en este asunto y durante décadas ha ido creando multitud de instalaciones para desarrollar su programa nuclear. Instalaciones bunquerizadas y soterradas bajo tierra, para intentar evitar lo que ahora tiene encima: las bombas de Israel.

Esto está provocando que la aviación israelí no pueda alcanzar de forma efectiva los blancos más importantes. Sencillamente, porque sus bombas no son suficientes. Este es uno de los motivos por los que reclama la ayuda de los Estados Unidos y esa ayuda tiene incluso un nombre en clave: GBU 57, conocida también como la madre de todas las bombas no nucleares.

Se trata de un monstruo de 6 metros de largo (como un pequeño camión) y 14.000 kilos de peso. Lo curioso es que no explota al tocar tierra, sino que profundiza en el objetivo. Para que te hagas una idea, es capaz de penetrar más de 30 metros en roca sólida antes de explotar y puede atravesar hasta 60 metros dependiendo del tipo de hormigón. Por ejemplo, podría atacar instalaciones subterráneas o incluso debajo de montañas, como la planta de Fordow al sur de Teherán. Un objetivo clave para Israel.

La GBU 57 está recubierta de acero súper resistente y dentro se cree que lleva un núcleo protegido por Tugsteno, un material todavía más resistente. Su enorme peso, la gravedad y un sistema de GPS hace el resto.

El problema es que solo Estados Unidos puede lanzar esta bomba porque se diseñó para uso exclusivo de un avión; el bombardero más moderno del mundo, el B2 “Spirit”. Este es uno de los motivos (no el único) por los que Israel está tan interesado en que Trump dé luz verde a la intervención estadounidense. Porque aceleraría los planes para acabar con el programa nuclear iraní desde el aire y sin necesidad de una intervención terrestre, algo que a Israel le podría costar muy caro.

¿Estados Unidos lo hará? Esa es una gran incógnita porque hacerlo supondría dar un paso más en la escalada bélica en toda la zona. Sin embargo, no se puede descartar porque la retórica de Trump va en ese sentido y ahora han intensificado su presencia militar, incluidos esos bombarderos B-2.

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Con Ángel Expósito

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