Son cosas que pasan, decimos, a menudo. Son cosas que suceden. Sucede que el virus te deja sin fuerzas, como si fueras un anciano con más de 90 años. Sucede que un ciervo se te cruza en la carretera, sucede que, de pronto, cuando aún piensas que eres joven, te das cuenta que tomas a diario cinco pastillas. Sucede que se rompe el filtro de la lavadora, que se borra el documento del ordenador. Sucede que de pronto el ADN de algunas células empieza a dar instrucciones mal dadas. Son cosas que suceden.

Sucede que el hombre con el que has compartido media vida, al que quieres, se va con otra. Pero eso es diferente, eso no son cosas que suceden. Esas cosas suceden porque alguien las hace suceder. Ni la paz ni la guerra son cosas que suceden. La paz y la guerra es algo que hacemos suceder.

Hoy es el día de la victoria en Europa, mañana será el día de la victoria en Europa.

Estas palabras las pronunció Churchill hace 76 años. Desde hace 76 años, Europa, los europeos, hemos vivido 76 años de paz, si nos olvidamos de la Guerra de los Balcanes que fue una guerra relativamente localizada. La paz no es algo que pasa. La paz es algo que se construye. Hasta hace dos años creíamos que vivíamos en una fase de la historia en la que habíamos alcanzado un nivel de progreso en el que podíamos dar por descontadas muchas cosas buenas. Ahora sabemos que no es así. Europa vivió guerras continuas desde el principio del siglo XIX hasta el final de la II Guerra Mundial. España vivió en permanente conflicto desde el principio del siglo XIX hasta hace 40 años.

Durante mucho tiempo hemos hecho suceder guerras en Europa. Y ahora podemos estar al borde de una nueva. Hoy en La Tarde de Cope te contaremos la última hora en Ucrania e intentaremos aclarar las claves del conflicto y cómo nos puede afectar. Lo último es que una reunión entre el secretario de Estado de EEUU, Blinken, y el de Rusia, Lavrov, no ha salido bien. Blinken ha salido de la reunión diciendo que Putin no respeta la soberanía de Ucrania.

Rusia exige que Estados Unidos se comprometa por escrito a que Ucrania no ingrese en la OTAN. Y Estados Unidos dice, lógicamente, que ni hablar. Si la invasión de Ucrania es completa tendríamos a los rusos en nuestra frontera, en la frontera de la UE. ¿Puede eso suceder? Es improbable. ¿Se quedará todo en una bravata? No sabemos. Ese es el problema, en este conflicto, muchas cosas son imprevisibles.

Hay quien dice que hemos vuelto a la Guerra Fría. La Guerra Fría, que enfrentó a Estados Unidos y a la URSS, y que tuvo cosas horribles, tenía una cosa buena. Había algunas reglas. La disuasión nuclear, por ejemplo, tenía sus reglas. Las dos potencias tenían las armas nucleares listas, pero tanto USA como Estados Unidos sabían que no podían utilizarlas. Aquí las reglas han desaparecido. Una potencia media como Rusia, con un PIB muy parecido al de España puede amenazar al ejército más grande del mundo, entre otras cosas porque monopoliza gran parte del mercado del gas. Ni la paz ni la guerra son cosas que suceden. La paz y la guerra son cosas que hacemos suceder.