Hay veces que ser un amante de las series puede ser difícil. Hay muchísimas ficciones entre las que elegir y la gran mayoría suele cometer un fallo: se alargan demasiado. A eso hay que añadirle que se suman las mil y una cosas que tenemos que hacer en nuestro día a día y que nos impiden sentarnos en el sofá a disfrutar de una buena ficción.

Hay soluciones a este problema. Podemos decantarnos por ver comedias de unos veinte minutos, por ver alguna miniserie o por disfrutar de una serie procedimental, es decir, esos productos audiovisuales que tienen episodios autoconclusivos. Tramas que comienzan y acaban en un mismo capítulo y que permiten al espectador ver la serie sin ser un seguidor asiduo de ella. Las tramas que abarcan estas series suelen ser las médicas, las policíacas y las de abogados. Y hay ficciones que, de hecho, mezclan estas tramas. Es el caso de '911', una ficción que sigue a un equipo de bomberos, de personal de ambulancias y de trabajadores del 911 (el teléfono de emergencias de Estados Unidos) que operan en Los Ángeles y que, como sucede con muchas ficciones, también cuenta con su propia serie derivada o spin-off, '911 Lone Star', que sigue al equipo que opera en Texas y que está dirigido por el capitán Owen Strand. Otra de las características de las series procedimentales, que tienden a tener sus propias ficciones derivadas. '911' es un ejemplo pero todos recordamos a los distintos equipos de 'CSI': 'CSI Las Vegas', 'CSI Miami' y 'CSI Nueva York' o de 'NCIS' con 'NCIS Los Ángeles', 'NCIS Nueva Orleans' y la nueva 'NCIS Hawaii'

No es la única ventaja que tienen las procedimentales. Suelen ser series de bastante recorrido. Algunas, de hecho, tienen hasta diecinueve temporadas (como es el caso de 'NCIS') y es muy difícil que se cancelen ya que son ficciones que, pase lo que pase, siempre cuentan con seguidores que las mantienen en antena.