"¿Cómo va a ser la vuelta de Sánchez cuando deje de escuchar las olas del océano en Lanzarote?"

El comunicador desgrana las principales noticias de este domingo 3 de agosto

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Las ocho y un minuto, las siete y un minuto en Canarias.

Que nos hemos pasado un minuto. Muy buenos días a los madrugadores del fin de semana. Muy buenos días a la gente, gente.

En este domingo 3 de agosto, estamos en agosto y aquí seguimos contando información, contando noticias. Empezamos a las seis de la mañana a contarte lo que está sucediendo. Y lo que ocurre en este domingo, en el que van a subir las temperaturas, es que en Roma, en la explanada de Tor Vergata, pues ya se ha levantado, después de haber dormido muy poquito, el millón de jóvenes que participa en el Jubileo de la Juventud.

A las nueve —o sea, dentro de una hora— va a llegar el Papa. Pasará con el papamóvil entre los jóvenes, y a las diez comenzará ya la misa con la que terminará ese jubileo. Han dormido poco los chicos que estaban allí vivaqueando.

Anoche, León XIV también presidió una vigilia con oración, con testimonios. Bueno, algunas crónicas dicen que el Papa fue recibido como una estrella de rock. Así recibían a León XIV los jóvenes en Tor Vergata.

Algunos de los jóvenes que despiertan a estas horas en Tor Vergata son hijos de los que hace 25 años también estuvieron en el Jubileo de los Jóvenes del año 2000. Aquel jubileo fue presidido, con 80 años, por Juan Pablo II, visiblemente castigado por el Parkinson, que le temblaban las manos, encorvado, enfermo. Pero incluso en esa circunstancia, disfrutó como un niño, hace 25 años, sonriendo y levantando sus manos mientras cantaba con los jóvenes.

Hace 25 años, Juan Pablo II, cuando estuvo en esa Jornada Mundial de la Juventud —en ese jubileo, porque en realidad las Jornadas Mundiales de la Juventud y los jubilos se van alternando y se parecen mucho—, recordó a los jóvenes las consecuencias nefastas del siglo XX, que él había vivido. Les recordó que en ese siglo los jóvenes fueron convocados para aprender a odiar, que eran enviados a combatir unos con otros. Les decía entonces que no fueran instrumento de violencia.

Los jóvenes que están ahora en Tor Vergata han vivido un comienzo de siglo difícil. Si el siglo XX fue duro, este siglo XXI no está siendo fácil. Recordemos que poco después de ese jubileo del año 2000, en 2001, se producía el ataque a las Torres Gemelas. Comenzó la guerra contra el terrorismo en Oriente Próximo, que fue un desastre.

Mientras crecían estos jóvenes que están ahora en Tor Vergata, se desató la crisis de 2008, que dejó a muchas personas en la cuneta. China y Rusia inflaron su nacionalismo, ese nacionalismo que ahora amenaza al mundo. Estos jóvenes también han crecido con el confinamiento del COVID, con las hambrunas en África, con la guerra en Ucrania y la guerra en Gaza. Y han crecido con un malestar social gigante.

Han crecido con las redes sociales que conectan y desconectan a los jóvenes. Ayer precisamente hablaba el Papa León de esto: de lo positivo de la red... y de lo no tan positivo.

Estos jóvenes de Tor Vergata son los de un catolicismo diferente al de hace 25 años. Un catolicismo donde tiene mucha más presencia el mundo africano, americano y asiático que el mundo europeo. El mundo en el que viven estos jóvenes era inimaginable hace 25 años. Un mundo con un gran desarrollo tecnológico, pero también un mundo en crisis. Y no solo una crisis económica, sino una crisis antropológica y cultural.

Un mundo en crisis que se quiere convertir en una oportunidad... pero muchas veces no se sabe cómo. Un mundo en el que seguirán habiendo guerras como las de siempre.

Por eso, el martes, León XIV al saludar a los jóvenes que llegaban al jubileo les pedía que gritaran en favor de la paz:

Nuestro grito debe ser también para la paz en el mundo. Diciamo a tutti: nuestro grito tiene que ser para que haya más paz en el mundo.

Nos vamos en este momento a Tor Vergata. Ya ha aparecido por allí el Papa. Está allí nuestro compañero Álvaro Sáez. Álvaro, cuéntanos.

—Por 50 centímetros, un metro, acaba de pasar por esta esquina de la explanada de Tor Vergata, donde Juan Carlos Matamoros ha instalado el satélite de COPE para que el sonido de lo que aquí está ocurriendo —y lleva ocurriendo todo el fin de semana— llegue perfectamente a Madrid. ¿Qué estás viendo, Laura? Cuéntanos, ¿cómo ha sido la noche?

—Ahora mismo estoy viendo a muchísimos jóvenes, muchísimos jóvenes ya todos de pie —perfectamente o lo que pueden— aseados, despiertos, esperando a que comience esta misa. Muchos de ellos están haciendo ya un breve macuto para poder salir cuanto antes cuando termine esta misa. Algunos están desayunando con ese pack del peregrino, que trae un zumo, unas alubias...

Hay gente que aún sigue con la sudadera puesta, escurriendo algunas prendas, porque esta noche, Fernando, ha llovido mucho, durante muy poco tiempo, pero con gran intensidad. Hay gente que aún tiene la ropa mojada. Pero todos con muchísimas ganas, ya protegiéndose del sol, que a estas horas de la mañana ya pega fuerte aquí, en la explanada.

—Gracias, Álvaro. Esta es la última hora desde esa explanada de Tor Vergata.

Ayer, en la vigilia, hubo tres jóvenes que le preguntaron al Papa cómo afrontar este mundo. Y fue llamativo que León XIV respondiera citando dos veces a San Agustín. San Agustín vivió en un mundo como este: un mundo en crisis. Acababa el Imperio romano, pero no acababa de nacer otro mundo. Y León XIV propuso a los jóvenes hacer lo que hizo San Agustín.

Agustín captó el profundo deseo de nuestro corazón. Ese deseo que habita en todo corazón humano, aún sin conocer lo que tenemos hoy en el desarrollo tecnológico. También él pasó por una juventud tempestuosa, pero no se conformó, no silenció el clamor de su corazón.

No silenció San Agustín el clamor de su corazón. Decía el Papa —que también en inglés se refirió a ese restless heart, ese corazón inquieto de San Agustín— como propuesta para este siglo XXI:

"Nuestro corazón estará sin descanso hasta que no esté en ti".

León XIV propone a San Agustín como guía para los jóvenes en este comienzo del siglo XXI.

Vamos a ofrecerte una programación especial en COPE para que puedas escuchar lo que está sucediendo en Tor Vergata.

Y este es el sonido de las olas que está escuchando en este momento Pedro Sánchez en la isla de Lanzarote. Está de vacaciones. Ayer estaba de turno en el suelo Mónica Mínguez, que criticó a Feijóo y dijo que Feijóo va a tener una vuelta muy difícil de vacaciones.

Si Feijóo la va a tener difícil, ¿cómo va a ser la vuelta de Sánchez cuando deje de escuchar las olas del océano en Lanzarote?

Le espera un septiembre muy, muy movido. Tendrá que dar cuentas de los más de 30 juicios por casos de corrupción que tiene pendientes su partido y sus líderes políticos.

Yo no sé si Mónica Mínguez, al hablar de estos casos de corrupción, no se dio cuenta de que estaba mentando la soga en casa del ahorcado, porque la UCO sigue trabajando con la información que tiene. Y, a la vuelta del verano, seguramente tendremos novedades de estos casos.

Tiene por delante Sánchez eso en septiembre, y tiene también la preparación de los presupuestos. El lunes dijo que iba a presentar presupuestos. ¿El Gobierno de España presentará los Presupuestos Generales del Estado para 2026?

Ha sido muy llamativo cómo este anuncio se ha ido suavizando a lo largo de la semana. La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, el martes decía que sí, que iban a presentarlos, pero que “sin prisas”. Ayer decía simplemente: vamos a presentarlos, pero no se adelantaba en pantallas.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, añadía que, hombre, presentar, presentar lo que se dice presentar… pues ya veremos. Depende de los apoyos. No se puede dar el pistoletazo de salida si no se tiene la seguridad de que se van a aprobar.

No te pierdas el resto del monólogo en el audio adjunto.

Visto en ABC

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