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Muy buenos días. Desde las seis te venimos acompañando en 'La mañana de fin de semana' de COPE.

Domingo 10 de marzo en el que seguimos con temporal de nieve encima y con todos los fenómenos propios de esta estación: nieve, lluvia, granizo, viento. No ha faltado de nada en las últimas, generando problemas en las carreteras. En los puertos de la mitad norte y también en el centro y el este. Temporal que no va a empezar a remitir hasta mañana lunes.

Domingo que mira a mañana, un lunes en el que se cumplen 20 años del mayor atentado de la historia de Europa. Una matanza que dejó 192 asesinados y cerca de 2.000 heridos en Madrid.

En apenas tres minutos, entre las 7 y 37 y las ocho menos veinte, estallaron 10 bombas. Habían sido colocadas de forma planificada en trece mochilas cargadas de explosivos. Solo tres no explosionaron. Las estaciones de Atocha, del Pozo del tío Raimundo y de Santa Eugenia fueron los escenarios de la masacre.

De esta matanza sin precedentes han pasado veinte años y todos, seguramente que todos guardamos en la memoria lo que hacíamos y dónde estábamos en la mañana de aquel jueves de 2004. 20 años después, lo primero, lo prioritario es el recuerdo a los 192 fallecidos.

De los muertos y también de los cerca de 2.000 heridos con secuelas que no han desaparecido. Consecuencias físicas, porque muchos quedaron mutilados, otros arrastran problemas de visión, en los oídos, y también con secuelas psicológicas que no han podido superar.

Esto de rendir memoria en primer lugar a las víctimas, a los heridos y a sus familias que les siguen cuidando, debería ser algo básico. Pero no siempre ha ocurrido así. En no pocas ocasiones, incluso casi horas después del atentado, han quedado en un segundo plano.

En segundo lugar, nos tenemos que hacer una pregunta. Veinte años después, ¿algo así puede volver a repetirse? Sin entrar en el modus operandi de las mochilas, del material explosivo comprado en una mina de Asturias, de la coordinación perfectamente estudiada de los terroristas, la respuesta es que sí. Que puede volver a repetirse. La amenaza del terrorismo yihadista, lejos de estancarse o de disminuir, ha seguido creciendo. También en suelo europeo.

No hay más que mirar lo que vino después, con consecuencias menos trágicas, pero con el mismo objetivo de desestabilizar occidente y todo lo que implica nuestro universo de valores, de costumbres y también de tradiciones. Ahí están los atentados de Londres de 2005 con 56 muertos. En París, con el ataque a la sala Bataclán en 130 personas asesinadas. Esto en 2015. Y más cerca en el tiempo y también en la distancia, lo de Barcelona, en las Ramblas y Cambrils, con 15 muertos, entre ellos dos niños de tres y siete años.

Por eso conviene seguir mirando muy de cerca el yihadismo porque se ha incrementado en estos años. Y por eso, se han seguido practicando detenciones. en España, los datos policiales corroboran esta cuestión. Desde el 11-M se han desarrollado más de 400 operaciones contra grupos yihadistas con un millar de detenidos. Solo el pasado año, fueron arrestados 77 terroristas vinculados al radicalismo islámico. La última gran operación hace apenas un par de meses con cinco detenidos en Valencia, en Cáceres, Alicante y Guipúzcoa por pertenecer a la organización terrorista daesh.

Primero las víctimas, segundo si puede volver a repetirse, repitiendo aquello de que el riesgo 0 no existe y tercero la clave política.

Los atentados yihadistas se produjeron el último día de la campaña electoral para las generales del domingo 14 de marzo. Rajoy partía con ventaja en todas las encuestas, es cierto que la guerra de Irak y el desgaste de los 8 años de Gobierno de Aznar habían alejado al PP de la mayoría absoluta, pero la masacre de Madrid provocó un vuelco inesperado. Ganó Rodríguez Zapatero, ganó el PSOE, y a partir de ahí está claro que cambió buena parte de la historia de España. Que cada cual valore si para bien o para mal.

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El caso es que en la víspera del vigésimo aniversario del 11M, el presidente del Gobierno sigue aprovechando ese vuelco con fines políticos. Y lo hace para señalar, 20 años después, a José María Aznar.

No es necesaria una respuesta a esto, se califica por sí solo, pero se la ha dado la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Maite Araluce. Dice Araluce que hace falta ser miserable para utilizar el dolor de las víctimas con fines políticos. Asco y vergüenza, sentencia la presidenta de la AVT y con esto que dice la presidenta de la asociación mayoritaria de víctimas no hace falta añadir nada más.

Nos situamos a las puertas de una semana con una cita importante en el Congreso de los Diputados. Pleno extraordinario en el que no se esperan sorpresas y que saldrá adelante la ley de amnistía que este sábado volvió a sacar a miles de personas para protestar por el perdón total a todos los delincuentes separatistas.

Gritos de no a la amnistía con miles de personas a pesar del frío, la lluvia y el viento en la plaza de Cibeles de Madrid. Da igual el número. Fueron muchos. Los convocantes hablan de 400.000. La Delegación del Gobierno, es decir, Sánchez lo reduce a 15.000. Uno de los encargados de leer el manifiesto final fue el fiscal Ignacio Gordillo. Y lo dejaba claro. amnistía es corrupción.

Esta concentración de protesta se va a repetir hoy a las doce en la plaza de Sant Jaume de Barcelona con la mirada puesta en el jueves, donde la mayoría sanchista en el Congreso, sin que se esperen sorpresas aprobará la ley de amnistía.

Y entre todas las citas que tenemos por delante, hoy hay que estar en el teatro Dolby de los Ángeles. La próxima madrugada -en España de domingo a lunes-, se celebra la nonagésima sexta de los Óscar. Y al margen de las favoritas, que eso se lo dejamos a los críticos como

nuestro Jerónimo José Martín, con Oppenheimer, con Pobres Criaturas o con Barbie… desde España hoy vamos a estar especialmente atentos a dos de nuestras pelis.

Una de ellas es La Sociedad de la Nieve, de Juan Antonio Bayona, que opta a la mejor película internacional y que está nominada también en el apartado de mejor maquillaje y peinado.

Ya lo dijimos cuando triunfó en los Goya. No deja indiferente a nadie porque es una película de la que sabemos la historia, conocemos el desenlace del accidente aéreo de Los Andes y Bayona consigue atraparnos hasta el final. Todo está perfectamente logrado, incluidos los mensajes a los que se agarran los supervivientes y que nos sirven de lección a todos. Esto se lo contaba hace un par de meses el director de la Sociedad de la Nieve a Juanma Castaño en 'El partidazo de COPE'

Protagonismo para la sociedad de la nieve y también para el español Pablo Berger que con su Robot Dreams opta a la mejor película de animación.

Aquí en COPE vas a poder seguir todos los detalles de la gala en un programa especial de los Oscar dirigido por Adolfo Arjona.