Hace seis meses Ángel Expósito y el equipo de La Linterna visitaron el Hospital de Lisungi, en Kinshasa, la capital del Congo. Pudieron ver con sus propios ojos la precariedad y dieron testimonio del ambiente y los medios escasos con los que intentan salvar vidas. Un poco antes de ese viaje Ana Gutiérrez, misionera española, tenía claro su mayor necesidad: una máquina que podría revolucionar la vida del hospital.

Pero hace solo unos días, gracias a la solidaridad de varios oyentes de este programa, esa máquina ya es una realidad: un respirador. La máquina de anestesia ya está utilizándose para operar a varios pacientes al día, como explica la propia Ana: “Hemos comprado una máquina de anestesia de las que vienen adaptadas para África, son con conexiones a las botellas de oxígenos”.

“Las de Europa vienen con conexiones para el muro y aquí no sirve muchas veces. La hemos comprado aquí gracias a los dones de los oyentes de La Linterna y la generosidad del equipo hemos conseguido los fondos”, explica Ana ahora en La Linterna, que asegura que hacen ahora 5 operaciones diarios: “Estamos haciendo unas cinco operaciones diarias, de bocios, tumores, hernias... Llevan su tiempo. Hemos tenido que decir a mucha gente que no porque la lista de espera siempre está presente”.

“La máquina de anestesia es un elemento básico”

Los encargados de hacer las cirugías son también doctores españoles, forman parte de un voluntariado llamado Zerca y Lejos. Aunque la lista de espera es enorme la máquina ha supuesto un cambio radical en la vida del hospital, como explica Iñaki Erkizia, que es quien sabe como funciona la máquina. Es doctor y anestesista en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid: “Una máquina de anestesia o respirador es un elemento básico de la anestesia general porque proporciona la capacidad ventilatoria que un paciente necesita y para mantener la anestesia general mediante unos gases y monitorizarle”.

Pero, ¿cuántas máquinas hay como esa en un hospital español como en el que trabaja Enrique? “En el Gregorio Marañón hay una por cada quirófano y en cada Unidad de Cuidados Críticos en cada puesto, en torno a 100. En Camerún empezó mi experiencia, después fui a Guinea Ecuatorial y la vida me ha llevado ahora a Kinshasha”.

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“Ahora podemos operar con seguridad y garantía”

El doctor Arturo García Padilla es cirujano del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, pero está allí en Lisungi: “La hermana Ana estuvo consultando a pacientes para determinar qué se podía operar y nos hemos centrado en los tiroides, los bocios. Ya hemos empezado a operar y gracias a la máquina de anestesia la podemos hacer con seguridad y garantía”, asegura en La Linterna este viernes.

Concretamente, el doctor García Padilla explica que los bocios “son una patología silenciosa porque no es una cosa urgente que te vaya a provocar una enfermedad urgente pero te va haciendo crecer la tiroides en la parte del cuello y en 5 años puedes llegar a tener ahí un balón de fútbol”. Además, alerta de que “cuanto más tiempo pasa más difícil es de operar. Puede llegar a afectar a la respiración, a tragar o incluso a dormir”.