La decisión del alcalde de un pueblo de Ciudad Real tras saber que había un AVE parado a unos metros por el apagón
Los vecinos de Brazatortas, una localidad manchega de apenas 1.000 habitantes, relatan qué pasó en las horas en las que centenares de personas estuvieron atrapadas

Madrid - Publicado el - Actualizado
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En Brazatortas, un pueblo de apenas 1.000 habitantes de la provincia de Ciudad Real, a eso de las 14:30 horas, un vecino dio la voz de alarma: había un tren varado en las vías, a su paso por el pueblo.
Sin saberlo, las personas que se subieron a un AVE a las 11 de la mañana en Madrid, con destino a Sevilla, acabarían viviendo una experiencia inolvidable en este pueblo de La Mancha, como ellos mismos han contado este martes a Expósito en los micrófonos de La Linterna. Y es que el de Brazatortas es uno de los tantos trenes que este lunes se quedaron inmovilizados en las vías, pero uno de los que mejor nos demuestra que, cuando se trata de dar una respuesta, los españoles son únicos.
Un AVE atrapado en Brazatortas
Los pasajeros del tren llevaban ya horas parados y, en un día de calor, la sed no tardó en aparecer. Al cabo de unas horas, los vecinos llegaban para ayudar pero vieron que había un último problema al que hacer frente: la alambrada que separaba a unos de otros. Por suerte, un vecino del pueblo, Ángel Pulido, dio con la solución.
“Yo llegué y ofrecí cortar la valla porque teníamos que tirar las cosas por arriba, y muchas cosas se podían romper como botellas de agua, entonces yo le pregunté a la guardia civil si cortaba la malla y me autorizaron a cortar la valla”, cuenta el vecino en COPE. Para estos casos los trenes tienen un protocolo a seguir, y el primer punto es claro: no bajar del vagón porque, por la vía contraria, puede venir otro tren y causar problemas.
“La gente estaba desesperada porque ayer hizo un día de calor bastante grande entonces estar en un habitáculo cerrado en el cual no sabes lo que está pasando, nadie te informa, nadie te dice nada y careces de cosas que te hacen falta porque vas a hacer un viaje y llevas una botellita pequeña de agua”, recuerda Pulido.
Otros vecinos aparecen
Después de un rato, el maquinista, al enterarse de que el apagón era nacional y estar seguro de que ningún tren iba a pasar por ahí, abrió las puertas y animó a la gente, hasta arriba de calor, a bajar del vagón. Mientras tanto, la gente de Brazatortas continuaba volcada en enviar ayuda.

Vecinos de Brazatortas ayudan a pasajeros de tren afectados por el apagón
Marisa García, vecina del pueblo que no lo dudó ni un instante cuando supo que podía ayudar a quien lo necesitaba. “Mi hija cuando cogió cobertura ya fue cuando subió a casa a avisarnos”, cuenta en COPE. “Entonces ya automáticamente no lo pensamos, salimos corriendo, cogí ese bocadillo, sándwich, garrafas de agua y un vecino del pueblo ya le había cortado la alambrada, pasamos dentro e incluso una chica de un restaurante de aquí hizo ollas de comida y las fue llevando también”.
La decisión del alcalde
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El día después del apagón
Pero la historia no acaba aquí, porque ese no era el único tren varado en la zona. Gracias al boca a boca, los vecinos de Brazatortas se enteraron de que había dos trenes más completamente parados a unos cuantos kilómetros del pueblo. Al pensar que se encontrarían en la misma situación que los pasajeros del primer tren, se pusieron manos a la obra, incluso con el alcalde y uno de los concejales decidieron echar una mano.
“Nos dieron la voz de alarma de que en la venta de la Inés había otros dos y nosotros tenemos un todoterreno, cinco o seis coches que estaban ahí, incluido el del alcalde y un concejal”, asegura en La Linterna Marisa. Recuerda que fueron a la cooperativa del pueblo y cargaron “agua y productos de primera necesidad y no lo pensamos tampoco”.
En total, los vecinos de Brazatortas socorrieron a cerca de 800 personas. Nada menos que los pasajeros de tres trenes de larga distancia, y estamos hablando de un pueblo de apenas 1.000 habitantes.

La Estación de Sants de Barcelona tras los retrasos y numerosas cancelaciones por el apagón
La tensión dentro del tren
Victoria Galván volvía ayer a la ciudad en la que vive, Sevilla, después de pasar el fin de semana en Madrid con su familia y contaba en Herrera en COPE cómo lo vivió. “Como a la una menos veinte nos paramos a ocho kilómetros de Brazatortas, en mitad de la nada prácticamente”, explica. Asegura que era “como una especie de terraplén y, en un principio, lo que nos dijeron que había habido una caída de corriente y en eso nos quedamos”.
Pensaron lo que la mayoría pensamos en un primer momento, que se había caído la corriente y que todo volvería a la normalidad en poco tiempo. Sin embargo, el tren no se pondría en marcha hasta la 1 y cuarto de la madrugada. Por suerte, los vecinos de Brazatortas llegaron a tiempo. “Lo que sí vinieron es como coches y demás que se llevaron a las familias con niños”, subraya.
“Súper agradecida a la gente porque además en estas circunstancias es que la gente se solidariza”, concluye Victoria. El pueblo de Brazatortas le abrió las puertas de sus casas para hacer noche a familias que viajaban con bebés o con personas dependientes.