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Cristina, desde Washington, cuenta cómo el fentanilo acabó con su hijo: “Nos lo encontramos en su habitación”

La Linterna pone el foco en la epidemia del fentanilo, una droga 50 veces más fuerte que la heroína y cuyos consumidores, en muchas ocasiones, "desconocen que la están tomando"

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Tiempo de lectura: 3'Actualizado 22:38

El fentanilo es la droga que golpea la sociedad estadounidense desde hace más de 10 años. Aunque el boom en su consumo se produjo hace relativamente poco, el fentanilo es ahora mismo el responsable de dos de cada tres muertes por sobredosis en el país americano. Ha hecho que marquen un nuevo máximo histórico, y es que el fentanilo es 50 veces más potente que la heroína.

En sus inicios, los adictos eran personas que lo habían consumido durante alguna estancia hospitalaria, pero ahora se ha extendido a toda la población. En muchas ocasiones se mezcla con otras drogas como la heroína o la cocaína. Eso hace que los narcos se ahorren dinero porque el fentanilo es más barato y a la vez generan dependencia porque es mucho más adictivo, pero también mortal. Los consumidores se enganchan a algo que ni siquiera saben lo que es porque a veces desconocen que se lo están tomando.

Esta droga está detrás del 67% de fallecimientos. En Estados Unidos ya se refieren a lo que está sucediendo como una epidemia. Jonathan murió en 2019 por una sobredosis. Una de las sustancias que lo mató ese día fue el fentanilo. El relato es duro porque tenía solo 28 años, pero su madre Cristina se ha propuesto luchar contra esta droga, generar un debate público e intentar frenar las muertes.

La epidemia del fentanilo

Cristina Rabadán es española, pero lleva casi 40 años en Estados Unidos. Llegó con su título de la Complutense y ha trabajado más de dos décadas en el Departamento de Salud Federal. “Aquellas personas que estamos afectadas no debemos avergonzarnos”, comenzaba su relato Cristina en La Linterna antes de relatar lo que le sucedió a su hijo.

“La historia de mi hijo es la historia de muchos millones de personas en este país”. La madre de Jonathan cuenta cómo su hijo pasó a formar parte de las estadísticas norteamericanas, convirtiéndose en una de esas 302 personas al día que mueren por esta sobredosis. “La historia de Jonathan es común. Nació en un ambiente de clase media alta, con padres muy pendientes de él, pero él empezó a consumir pastillas y de ahí se pasó a la heroína”.

Incautadas casi un millón de pastillas de fentanilo durante una operación en un puerto de San Diego (EEUU)


Aunque Jonathan no era un consumidor diario, sí que tenía una adicción a esas drogas. El 13 de junio de 2019, Jonathan consumió de nuevo “con la desgracia de que esa heroína -que él pensaba que era heroína pura- tenía fentanilo y le mató al instante”. Sus compañeros de trabajo avisaron a Cristina de que su hijo que había acudido a su puesto: “Cuando llegamos a casa, abrimos la puerta de su habitación y le encontramos muerto”, describe Cristina con gran fortaleza.

"No debemos avergonzarnos de los que sufren la enfermedad de la adicción"

Esta española está dedicando su vida entera a esta lucha tras el fallecimiento de su hijo: “He renunciado a mi trabajo normal para dedicarme a ello jornada completa porque faltan mucho las voces de los pacientes y familias afectadas por esta enfermedad”. Cristina muestra como el estigma asociado a las adicciones hace que se invisibilice el sufrimiento de todos aquellos que sufren a diario. “No me avergüenzo de mi hijo. Él luchó 10 años contra esta enfermedad, gran parte en silencio por el estigma, y no puedo imaginarme como eran sus días”. Parte de su trabajo se centra en conseguir que los enfermos por adicciones consigan ser vistos de la misma forma que se ven aquellos que sufren cualquier otro tipo de enfermedad: “No entiendo por qué debemos avergonzarnos. Hay que normalizar la enfermedad para conseguir soluciones efectivas para comenzar a frenar esta epidemia”.

El problema del fentanilo es que es 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más que la morfina. Esta droga no solo cambia la química del cerebro, sino que también cambia los comportamientos de los individuos de forma que necesitan consumir mucho más que con otras drogas. “Hay incremento de muertes en los adolescentes. Los narcotraficantes van a las puertas de los colegios y las consumen y no saben que están adulteradas por fentanilo. Lo que está empezando a matar a la gente joven en este país son esas adulteraciones que ya se ha llegado a encontrar en remesas de marihuana”, denuncia.

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