Anoche concluyó el suministro de gas argelino a España a través de Marruecos. Lo que en sus tiempos se denominó la super-autopista del gas; que operaba desde 1996 y era una de las principales fuentes de suministro de energía de España, y de Europa.

La decisión afecta de lleno a nuestro país, justo cuando más dudas surgen sobre la estabilidad del suministro energético durante los próximos meses, además del propio aumento -en algunos casos brutal- del precio de la energía. La explicación a esta decisión hay que buscarla en las siempre complicadas relaciones entre Marruecos y Argelia, que viven estos meses uno de los momentos más bajos de los últimos años.

Marruecos apoyó a Argelia en su independencia. Francia era el enemigo a batir. Pero el fruto de liberarse del control de París no pudo ser más distinto. Marruecos, cercano a Occidente y Estados Unidos. Argelia flirteaba con la URSS y el panarabismo. Rabat lanzó su proyecto del “Gran Marruecos”… La respuesta fue el apoyo argelino Frente Polisario y a la Independencia del Sahara. Y ardió una frontera que en último término sólo era una ficción. La Guerra de las Arenas, y acusaciones mutuas de favorecer la desestabilización del contrario han sido la moneda de curso desde entonces. La Guerra Civil Argelina fue un punto álgido de todo ello.

Tras años de tensa paz, en 2021, con Marruecos crecido tras el apoyo de la administración Trump a sus ambiciones sobre el Sahara, y el establecimiento de relaciones diplomáticas plenas entre Marruecos e Israel… además de las renovadas tensiones en la frontera, o acusaciones de espionaje; todos los ingredientes estaban servidos para este drama. Uno que tiene el suministro energético europeo, y de manera fundamental el español, como víctima preferente.