Expósito, tras la sentencia que condena a Álvaro García Ortiz: "Lo que no pueden decir, obviamente, los jueces del Supremo es cuál era la justificación"

Cinco claves, una de ellas a modo de posdata, tras la sentencia que condena, ya leída y estudiada, a Álvaro García Ortiz, ex fiscal general del Estado.

La primera es que ya volveremos con algunas matracas, por ejemplo, la de los jueces fascistas. La justicia del fascismo, que sería algo así como decir que las dos magistradas con votos particulares es la justicia comunista. Un absurdo, lo mires por donde lo mires, pero forma parte del argumentario. 

Segundo, interesante cuando dice el Tribunal Supremo que no hay ni deber ni derecho al borrado de los mensajes y del propio teléfono móvil de García Ortiz. No se le condena solo por la famosa nota de prensa, que también. Se le condena por el email del día anterior y por la nota de prensa posterior, porque hablan de una cadena, una cosa es consecuencia de la otra. 

Hablando de matracas, junto con lo del fascismo y bla bla bla, volveremos a la indefensión. Manda narices, eh, todo un fiscal general del Estado, con la fiscalía a su servicio, con la abogacía del Estado ejerciendo su defensa... indefenso. ¿Qué no será de indefenso un robaperas o un camello? 

Y por último, muy interesante cuando dice el Tribunal Supremo que no hay justificación alguna para cometer algo ilegal, aunque el hecho del que se esté informando ya fuera conocido. Sin justificación. Claro, lo que no pueden decir, obviamente, los jueces del Supremo es cuál era la justificación para Álvaro García Ortiz. 

Y es la orden recibida directamente de Moncloa, porque esa orden era afectar lo más posible a Isabel Díaz Ayuso. El novio era una excusa, pasaba por allí.