Va a ver a su madre a una residencia de Cuenca y descubre que su bisabuelo tiene la culpa de que estés comiendo este snack: "Por una foto"
La historia de cómo las pipas de girasol llegaron a España empieza con un viaje a América, un envío por barco y la curiosidad de un agricultor de El Acebrón

Ángel Expósito y Carolina Miravalles descubren la historia detrás de Alfonso Magro en Cuenca
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La curiosa historia de cómo uno de los snacks más populares llegó a España ha sido descubierta en el programa La Linterna de COPE. Todo comienza cuando Alfonso Magro va a ver a su madre a una residencia de Cuenca y, gracias a una fotografía, desvela un secreto familiar que se remonta a su bisabuelo, Francisco García Gómez, más conocido como el tío Vihuela. Durante el programa presentado por Ángel Expósito, la periodista Carolina Miravalles ha desgranado los detalles de este hallazgo.
Alfonso solía llevarle fotos antiguas a su madre para avivar sus recuerdos, mermados por el alzhéimer. Un día, al preguntarle por un hombre en una de las imágenes, ella respondió con una lucidez inesperada: "Pues, ¿quién va a ser? Mi abuelo, el tío Vihuela, el que llevó las pipas a Madrid". Esta frase fue la chispa que encendió la curiosidad de su bisnieto.
Un tesoro llegado de América
Decidido a reconstruir el puzle, Alfonso consultó a otros familiares. Su tía Marcelina, de 90 años, le relató la anécdota que había escuchado de su propio abuelo cuando era niña. La historia comienza con un familiar que había emigrado a América y que, como regalo, envió a su tierra un paquete muy especial por barco hasta Valencia.

La foto del bisabuelo de Alfonso Magro
El paquete contenía semillas de girasol y las instrucciones para su cultivo. En la España rural de los años 20, hace ya un siglo, esta planta era vista simplemente como una flor ornamental. Sin embargo, el tío Vihuela, descrito como un hombre curioso y valiente, vio una oportunidad de negocio en aquel tesoro llegado del otro lado del Atlántico.
Requisado por la Guardia Civil
Tras la primera cosecha, que en el pueblo llamaban la torta, el tío Vihuela viajó a Madrid para intentar vender las pipas. Sin embargo, la Guardia Civil nunca había visto aquellas semillas y, pensando que podría ser contrabando, se las requisaron. "Como eso no lo conocían, pues se lo requisaron", ha explicado su descendiente en COPE.

La familia de Alfonso Magro
Después de varios días, y tras comprobar que las semillas no eran perjudiciales, la Benemérita se las devolvió. Lejos de desanimarse, Francisco García Gómez continuó con su cultivo en El Acebrón, aunque inicialmente con un propósito diferente, según relata su bisnieto Alfonso: "Le dijeron cómo tenía que plantarla, en qué sitios húmedos, y la empezó a plantar en el pueblo. Lo que pasa que él lo que quería, en un principio, era una plantación que era para separaciones parcelarias y para dar sombra también a los melones".
El tostado, la clave del éxito
El tío Vihuela no se rindió y llevó varias cosechas más a Madrid, pero las pipas seguían sin tener aceptación. El punto de inflexión llegó por casualidad, cuando a alguien se le ocurrió tostar las semillas. Este sencillo proceso transformó el producto y disparó su popularidad. Gracias a esta innovación, las pipas se convirtieron en un snack típico español que te ayuda a cuidar el corazón y el pelo.
A partir de ese momento, el cultivo de la pipa de girasol se extendió desde Cuenca por toda España, convirtiéndose en el aperitivo omnipresente que es hoy. Una historia tan sorprendente como la de quien abre un paquete de pipas y se encuentra algo increíble. Así, como ha concluido Ángel Expósito, una visita a una residencia ha servido para poner en valor la historia bonita y emprendedora de un agricultor que cambió para siempre los aperitivos del país.
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