Cuando 8 de cada 10 alumnos dicen que la asignatura de religión les ayuda a ser más tolerantes y a ser mejores personas, será por algo. O cuando casi la mitad de los alumnos que cursan esta asignatura consideran que la inclusión de alumnos de otras religiones contribuye a su formación ética. O cuando el 80% destaca la importancia que la asignatura ha tenido en su vida…. Será que no se están haciendo tan mal las cosas como algunos quieren hacernos creer.

Hay ciertas ideas, como por ejemplo, que la clase de religión sea un privilegio de la Iglesia en el que además se intente manipular la conciencia de los alumnos, que caen por su propio peso. Que esta asignatura contribuye al bien común queda más que demostrado en el último estudio que acaba de ver la luz. Uno de los más importantes de la última década.

Lleva por título ‘Panorama de la religión en la escuela’ y lo ha llevado a cabo la Fundación SM entrevistando a 18.800 personas de escuelas públicas y concertadas: desde profesores de varias asignaturas, pasando por alumnos, o familias….

Interesantes resultados de los que hablaremos hoy. Ya sabes que hace unos meses la propia Conferencia Episcopal proponía al Ministerio de Educación integrar la asignatura de Religión en la educación en valores, en busca de diálogos y acuerdos ante esa Ley de Educación que pretende quitar peso a la asignatura.

Una ley en trámite como también lo está por ejemplo la de la Eutanasia. Con este telón de fondo se celebra en unos días una nueva edición del Congreso Católicos y Vida Pública: ¡El momento de defender la vida! Y es que, tras la experiencia de los últimos meses, donde la pandemia se ha llevado por delante la vida de tantas personas, tiene aún más sentido hablar de proteger la vida, en todas sus etapas. Defender la vida, como recuerda este Congreso, con pandemia o sin ella, es la gran tarea de nuestro tiempo.

De esto la Iglesia sabe mucho, lo demuestra a cada momento con su labor en muchos ámbitos. Creo que es algo indiscutible. Y el Domingo se celebra el Día de la Iglesia Diocesana, al que todos estamos llamados porque la fe no se vive en solitario.

La Iglesia nos ha acompañado desde el mismo momento de nuestro bautismo. Si como decía al principio, la asignatura de religión es capaz de hacernos mejores personas, poner lo que somos cada uno al servicio de los demás, en la Iglesia, juntos…. convertirá este tiempo en oportunidades para todos.