Irene Pozo: "La felicidad es aprender a ser agradecido con lo que uno tiene"

Camino del trabajo esta mañana, paraba a tomar un café en la cafetería de un centro de estudios cercano a COPE. Y tenían anunciada una charla con el capellán del centro que planteaba una cuestión en la que merece la pena detenerse: ¿qué significa ser feliz? En un mundo donde nos puede la desesperanza y tantas veces nos sentimos tristes, merece la pena reflexionar en torno a esta cuestión. ¿Qué me haría más feliz?

Los grandes pensadores han reflexionado a lo largo de la historia sobre qué es y cómo conseguir la felicidad. San Agustín, buscador incansable de la felicidad, decía que solo se puede encontrar en la verdad que es Cristo. Esa es la meta de todo cristiano. Conseguir tener todas las cosas que uno cree que le harían felices, las cosas materiales por ejemplo, pueden tener fecha de caducidad. Y no conseguirlo puede llevarle a uno a sentirse desafortunado en la vida.

La felicidad es algo más. Es aprender a ser agradecido con lo que uno tiene y elegir lo más trascendente que existe, lo que no se acaba, y como muestra san Agustín eso solo se encuentra en el amor de Dios. Ahora que estamos a las puertas de la Jornada de las vocaciones el Papa nos recuerda que toda vocación sale de Dios. Es la vocación de la felicidad. La llamada de todo cristiano a ponerse en camino para llevar el Evangelio. Dice Francisco en su mensaje para esta Jornada que no hay vocación sin misión, y “no hay felicidad y plena realización de uno mismo sin ofrecer a los demás la vida nueva que hemos encontrado".

Salir, buscar, encontrar y ofrecer es el camino de esta misión tan bonita que tenemos. Es la felicidad hacia la que debemos mirar todos. La vocación que, como dice el Papa, hará que “sacerdotes, consagradas, consagrados y fieles laicos caminemos y trabajemos juntos para testimoniar que una gran familia unida en el amor no es una utopía, sino el propósito para el que Dios nos ha creado”.