"La guerra es olvidar que el otro tiene la misma dignidad que yo"
El monólogo de Álvaro Sáez en La Linterna de la Iglesia
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Qué tal! Muy buenas noches, bienvenido a La Linterna de la Iglesia en este viernes 22 de agosto, festividad de Santa María Reina; y a la que León XIV nos ha pedido le pidamos por la paz en esta Jornada de Ayuno y de Oración por las guerras del mundo. Por supuesto, la de Tierra Santa, la de Ucrania; tantas que hay abiertas en todo el atlas. Una jornada a la que, desde luego, se ha unido la Iglesia en España...
Y claro, oración y ayuno por la paz, ¿para qué? ¿Esto en qué va a cambiar las cosas? ¿Por qué la Iglesia habla de paz? ¿Qué narices tiene que decir la Iglesia sobre esto?
Cuando hablamos de paz, muchas veces, de manera simple, pensamos en la ausencia de guerras, ese lema de “que callen las armas”. Pero el concepto “paz” es algo mucho más profundo. Porque la Iglesia en esto nos propone un modo distinto de mirar al otro, de relacionarnos, de construir juntos un mundo más justo.
Hace ya más de sesenta años, 1963, el Papa Juan XXIII escribía una encíclica: Pacem in Terris, “La Paz en la Tierra”. Y que apuntaba 4 pilares para fundamentar la paz: la verdad, la justicia, el amor y la libertad.
La paz, decía, no es algo que pueda imponerse con la fuerza, ni con amenazas, ni con miedo. Solo se construye cuando se respetan los derechos y la dignidad de cada persona, cuando se busca el bien común y cuando hay confianza entre los pueblos.
El Papa León XIV retoma este mensaje con "paz desarmada y desarmante".
¿Qué significa?
Que la paz no nace de acumular armas ni de demostrar quién es más fuerte. Una paz desarmada es aquella que se atreve a confiar en la fuerza de la palabra, del diálogo, de la justicia.
Y una paz desarmante es la que toca el corazón del otro, la que desarma su miedo, su odio, su resentimiento, con gestos de reconciliación y de perdón.
Hoy, en esta Jornada de Ayuno y Oración, podemos preguntarnos: ¿qué gestos pequeños de paz puedo sembrar en mi familia, en mi barrio, en mi lugar de trabajo?
Ahí empieza la paz... en lo cotidiano. Empieza cuando escuchamos de verdad a alguien, sin juzgarle antes ni estereotiparle... Cuando me callo un grito aunque no aguante más... Cuando dejo de sentirme amenazado por el distinto... por el que profesa una religión (por ejemplo en un polideportivo público)
Son gestos, muchos de ellos invisibles porque no se notan, pero son también gestos desarmantes...
Antes de las invasiones, los misiles y de los tanques... hay todo lo demás... Igual que la paz no es solo la ausencia de guerra... La guerra no es solo una batalla abierta. La guerra, en el fondo, es la ausencia de amor al prójimo. Es olvidar que el otro tiene la misma dignidad que yo. Es persona como yo.
Que esta jornada nos recuerde que la paz no es una utopía, sino una tarea que nos compromete a todos... y que todos, por ejemplo con ayuno y oración, podemos contribuir a ella