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Qué tal, buenos días? Saludos de Sergio Barbosa, en nombre de la gente que hace posible ‘Herrera en COPE’ en este lunes 5 de diciembre de 2022.

Que el mes de diciembre, yo no sé si ustedes estarán de acuerdo, pero a mí siempre me ha parecido un mes como muy mandón, como esa gente que trata de organizarte la vida, casi sin preguntarte. Pues un poco así.

Porque llega y, ya de entrada de te dice, a ver, esta primera semana, tienes el puente; y la que viene, acuérdate que tienes que ir a la cena de Navidad del trabajo; y la otra, Navidad; y la otra, Nochevieja. Y ya, menos mal, que los Reyes se lo deja al mes de enero... Pero vamos, que sí, que el mes de diciembre es un mes con espíritu de secretario o secretaria, de los que te llenan la agenda de eventos, sin preguntarse ni siquiera, si estás de acuerdo o no.

El caso que esta semana, con el comienzo del puente de la Constitución y la Inmaculada son los días, por antonomasia, del trastero o del rincón más perdido del mueble más perdido de la casa.Porque cuando te dicen “oye, habrá que poner el pesebre y el arbolito de Navidad”.... ahí es cuando te toca bajar al trastero o rebuscar en el mueble a ver dónde guardaste las cosas de la Navidad. Que alguno habrá por ahí que entre que viven en pisos minúsculos y que no son muy de cocinar, lo mismo las bolas del árbol, las guardó en el horno, en un momento de desesperación y ahí siguen. No lo descarten ustedes, que haya gente así por estos mundos de Dios.

Luego ya, depende de cada hogar pero, como decíamos a las seis, el que tenga niños en casa, pues tendrá que negociar seguramente la presencia de playmóbils o de legos en el portal de Belén. En mi casa, por ejemplo, el pobre Melchor alguna que otra vez ha tenido que ir caminito de Belén, a lomos de un dinosaurio o de un dragón. Son esas pequeñas concesiones que uno tiene que hacer, sacrificando un poco la tradición en aras de tener la fiesta en paz y que los enanos no te pongan la cabeza loca. Pero bueno, que todos los problemas sean ese, o que todos nuestros disgustos sean... (esperemos que no) los que nos pueda dar el fútbol.

España se mide ante Marruecos para pasar a cuartos en el Mundial de Qatar

Ya saben. Mañana habrá que ver qué pasa con la selección española, que se va a jugar el pase a cuartos del Mundial, frente a Marruecos.

Que lo del Mundial está curioso, porque mañana, Marruecos…; y si pasamos, seguramente Portugal…; y si pasamos Francia... o Inglaterra... que son los dos equipos que ayer se metían en cuartos, dando un sensación de gran solvencia.

Pero antes de pensar en ingleses o franceses, lo mejor será centrarse en ganar a Marruecos, que tiene posiblemente, a la mejor generación de su historia que son, a la contra, auténticas balas y que, como a nosotros nos dé otra pájara como el día de Japón lo mismo nos pueden dar un disgusto...

Y fíjense, España se jugará el pase a cuartos del Mundial wl mismo día que la Constitución Española cumplirá 44 años.

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Agrio aniversario para la Constitución Española

No sabemos si la Carta Magna está sufriendo la crisis de los 40, pero lo cierto es que este año se le junta un ambiente político, con una crispación fuera de lo normal (dentro de que España siempre tiene un ambiente político que a los extranjeros los deja atónitos).y con una sensación, también más intensa que nunca, de que hay en marcha un proyecto político para desmantelar, por la puerta de atrás, buena parte de lo que significa la Constitución del 78.

Hoy ABC destaca que llevamos 17 cambios del Código Penal, en un manoseo jurídico que tiene mucho de intención política. “Que ese proceso” se quede a medias o acabe de triunfar, dependerá, en parte, de que la actual mayoría parlamentaria logre mantener a Pedro Sánchez en Moncloa otros cinco años. El que le queda a esta legislatura y, sobre todo, otros cuatro, si les salen las cuentas en las próximas elecciones.

El Gobierno cede a los chantajes de los separatistas y nacionalistas

Desde luego, los separatistas están “mejor que quieren” con Pedro Sánchez. Y este fin de semana Gabriel Rufián no ha podido ser más sincero, en declaraciones a la radio pública.

El Gobierno ha sucumbido al chantaje consistente en “supresión de la sedición, a cambio de presupuestos”. Pues más claro el agua: ¿qué quería Esquerra? Eliminar del código penal el delito de sedición. ¿Qué quería el gobierno? Aprobar los Presupuestos como fuera.

¿Qué ha pasado al final? Que Pedro Sánchez tiene sus presupuestos y Esquerra va a tener su eliminación de la sedición, y ya veremos si también la rebaja de la malversación.

Es verdad que, antes de que Esquerra consiguiera lo suyo, Sánchez ya había atado los presupuestos gracias al apoyo de Bildu. Pero es que Bildu también se ha llevado su parte. Como se encargó de recordar el otro día Arnaldo Otegi.

Es decir, los que quieren romper la unidad de España, y la igualdad de derechos y obligaciones que todavía hay entre los españoles, se han ido de puente la mar de satisfechos.

Y con este ambiente, ¿qué dicen las encuestas?

Pensando, además, en esas encuestas que vienen a señalar que los meses de octubre y noviembre no han sido especialmente positivos para el Partido Popular.

El País dice hoy directamente que el PSOE ha conseguido prácticamente empatar con el PP, y hay otras encuestas que, sin llegar a eso, aseguran que los meses de octubre y noviembre no han sido malos para el PP, pero tampoco espectaculares.

Según esos sondeos, el PP sigue rozando la mayoría absoluta con Vox, pero no la tienen asegurada, y sus opciones de pacto siguen siendo (y seguirán siendo) más limitadas, que las del PSOE que ha puesto en marcha todo un proyecto para poder pactar con cualquier cosa que no sea el PP y Vox.

Cualquier cosa es “cualquier cosa”, incluida la derecha supremacista de Cataluña, véase Junts o la derecha más rancia del País Vasco; véase el PNV, que sigue rindiendo homenaje a un racista, xenófobo y machista como fue Sabino Arana.

Pero hay una cosa, que el sanchismo como proyecto político tiene escrito en mármol… Y eso son los escaños de cada uno de los miembros del Frankestein: Esquerra, 13 diputados; PNV, 6 diputados; Bildu, 5 diputados. Escaños que, por lo que dicen las encuestas, no variarán mucho de cara a las elecciones.

Y si, para que la fórmula continúe, hay que atentar frontalmente contra el principio de igualdad de los españoles, pues se atenta.

Porque son los socialistas vascos (repetimos: los socialistas) los que están negociando con el PNV no aplicar en el País Vasco el impuesto a las nuevas fortunas, que los socialistas han creado pensando en acabar con la autonomía fiscal de las comunidades donde gobierna el centro derecha.

Y dirán, “no, es que el PNV sí que aplica el impuesto del patrimonio, que más o menos viene a ser parecido a ese nuevo impuesto a los ricos”. Ya, pero si el País Vasco se puede permitir según que políticas fiscales, sin miedo a perder atractivo inversor de grandes capitales, lo mismo es porque cuenta con ventajas como el cupo vasco.

Y el PSOE, en lugar de rebajar ese tipo de desigualdades las potencia, a cambio de cebarse, más todavía, con los que plantean otro enfoque económico que se salga de la doctrina de Moncloa.

El caso es que, visto lo visto, este fin de semana el líder del PP, Núñez Feijóo, ha hecho una promesa a los españoles. Si él, para ser presidente tiene que depender de la gente de la que depende Sánchez, prefiere no ser presidente:

Ahí va a estar un poco el partido. Porque a Feijóo le fue muy bien en las encuestas al principio, con la novedad de su llegada, y luego cuando el PP supo centrar el debate público en lo económico.

“Luego”, estas últimas semanas de escándalos políticos e institucionales, al PSOE no le benefician, pero el PP tampoco parece que se haya disparado especialmente en las encuestas gracias a ello. De hecho, se atisba un cierto repunte de Vox.

Es más, las cuentas de Moncloa pasan un poco por ahí, en cruzar los dedos para que buena parte de la sociedad española no se indigne demasiado ante lo que se está haciendo con la sedición, el control del Tribunal Constitucional o errores dramáticos como la liberación de agresores sexuales; finiquitar en este final de 2022 buena parte de los escándalos o abusos institucionales y dejar la primera mitad de 2023 al debate económico, cruzando los dedos a su vez para que la economía mejore un poco y la izquierda llegue a mayo, pudiendo vender que “lo peor ya ha pasado”.

Si Ucrania y la Unión Europea aguantan el tirón del invierno, ya en primavera la factura energética apretará un poco menos y si este mes de diciembre repunta un poco el consumo, a pesar de la inflación, pues el temido titular de la recesión, lo mismo se puede retrasar.

De empleo y los fijos discontinuos...

Esas son, ya digo, las cuentas de Moncloa para 2023, contando también con que los retoques de la estadística le ayuden a capear el temporal. Porque ya saben, estos últimos días han sido un bombardeo continúo repitiendo, una y otra vez, un argumento que, aquí con Carlos Herrera, nos trajo, por ejemplo, el vicepresidente del Congreso, Gómez de Celis.

En el Gobierno y en el PSOE han dado la orden para repetir, hasta la saciedad, que, en los datos del paro, los fijos discontinuos se vienen contabilizando desde 1985.

Y aquí lo que hay que decir es que eso está muy bien y que eso no lo niega nadie. Nadie está acusando al gobierno de haberse inventado la figura del fijo discontinuo, pero sí de haber impulsado un cambio metodológico y una reforma laboral que, una cosa con la otra, hace que se dispare el número de fijos discontinuos sin que aparezcan como parados.

La alfombra ya existía, pero lo que no se había hecho hasta ahora era tratar de esconder un camión debajo de esa alfombra.

Y, miren, aquí hay que ser rigurosos en el análisis. Porque el que diga que los trabajadores con contratos fijos-discontinuos no han mejorado ni que sea un poco gracias a la última reforma laboral, no estarán siendo del todo honestos.

La situación de muchos trabajadores algo ha mejorado, porque un poco más de estabilidad tienen a la hora de reclamar un préstamo o acometer el alquiler de una vivienda pudiendo decir que ellos tienen una empresa de referencia a la que regresar cada cierto tiempo para trabajar.

Y los empresarios sabían que, con la nueva ofensiva contra la temporalidad, los contratos de “fijos-discontinuos” se iba a disparar. Lo que pasa es que tampoco pusieron el grito en el cielo, porque vieron que el periodo de pruebas de esos contratos iba a ser de hasta seis meses. Y a eso están recurriendo para prescindir, igualmente, de muchos trabajadores sin pagarle indemnización.

Con lo cual, temporalidad, como tal, sigue habiendo. Aquí la gran víctima de todo esto es “el análisis riguroso” de los datos del mercado laboral en España porque fíjense qué fácil sería que el gobierno pusiera un epígrafe en el que se aclarase cuantos fijos discontinuos están en ese momento percibiendo una prestación por desempleo, en lugar de estar trabajando. En el mundo digital y de las comunicaciones telemáticas eso debería poder hacerse.

Pero no lo harán porque están en maquillar la realidad todo lo que puedan.

Y si los españoles (como estarían indicado las encuestas) tampoco se indignan demasiado por el vuelco que se está tratando de dar al régimen democrático del 78, y si la situación económica mejorase un poco, pues ahí estarán los del Frankestein dispuestos a seguir usando palancas, como dice Rufián, para sacarle a Sánchez lo que haga falta.

Y ese perverso juego de intereses mutuos es lo que el PSOE tiene guardado en el armario, de cara a 2023.