Gay de Liébana analiza cada mañana en 'Herrera en COPE' la actualidad económica del día.

La economía española vaga cual zombi por un laberinto, con nuestro sistema educativo transitando una cornisa. Una tasa de paro desorbitada, rozando el 14%, que apenas se recorta, evidencia nuestro desempleo estructural. El paro es termómetro que toma la temperatura económica. EE.UU tiene un paro del 3,5%; Japón, 2,2%; Chequia, 2%; Alemania, 3,2% e Irlanda, 4,8%.

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Nuestro paro juvenil, del 30%, constituye un lastre hogaño y un estigma para el futuro, abocándonos a lo peor de Europa. El abandono escolar, no para trabajar - como sucedía en la década de los años 2000 cuando demasiados universitarios abandonaban las aulas para dedicarse al tocho -, sino para engrosar el paro y pertenecer, tarde o temprano, a la España subsidiada, es otra mácula. Entretanto, empresas demandan, sin éxito, profesionales cualificados. Y, paradójicamente, nuestro talento, sin oportunidades por acá, emigra en busca de destinos donde desarrollarse, generadores de sinergias. El sistema educativo, falla. Las tradicionales economías nacionales de antaño dejan paso a una economía globalizada y digitalizada, la del conocimiento, que exige sólida formación y profesionales dotados de habilidades. El subsidio es el pescado; la solución: enseñar a pescar. Y nuestra economía merodea por un laberinto, cruzando un túnel de oscuridad plagado de decadencia…