María José: "Pedí las llaves para enseñar a unos amigos la ermita de mi pueblo y toqué un botón de la sacristía. Empezaron a sonar las campanas y al bajar tuve que explicarlo porque en un pueblo cuando repican..."
Desde activar una alerta médica en un hospital a hacer sonar las campanas de una ermita por error, los fósforos de este lunes han confesado algunos de esos 'errores' que acabaron dejando huella

Escucha 'la hora de los Fósforos' del lunes 24 de noviembre
Publicado el
3 min lectura14:54 min escucha
En 'Herrera en COPE' tenemos un espacio guardado exclusivamente para los oyentes del programa, donde cada día pueden hablar con los miembros del equipo para contarles sus historias o anécdotas.
Este lunes hemos abierto los micrófonos para que los oyentes compartan esas situaciones en las que, por un simple descuido, han provocado un pequeño o gran caos. Las historias, que van desde percances tecnológicos hasta confusiones monumentales, demuestran cómo un solo botón puede desencadenar una serie de eventos inesperados.
El repique que alarmó a todo un pueblo
El testimonio de María José ha sido uno de los más destacados. Según ha relatado, todo ocurrió durante una visita con un grupo de casi 18 amigos a la ermita de su pequeño pueblo. Tras pedir las llaves para poder enseñar el lugar, entró en la sacristía buscando el interruptor de la luz. "Había un panel de botones, y yo toco para encender la luz y que lo puedan ver", ha explicado.
Sin embargo, en lugar de iluminar la estancia, lo que accionó fue el mecanismo de las campanas, provocando un repique general que alertó a los vecinos. El apuro de María José fue mayúsculo, ya que en un pueblo "un día de repique de campanas, a saber lo que pasaba".

La ermita de San Pedro, en Pedraza (Segovia)
En medio del nerviosismo, tuvo que probar varios botones hasta dar con el correcto para silenciar el estruendo que ella misma había originado.
Yo ya no sabía cuál era el que había tocado y tenía que tocarlos todos, hasta que por fin lo apagué"
Oyente de 'Herrera en COPE'
Del hospital a un centro de datos
La de María José no ha sido la única historia protagonizada por un botón. Mari Carmen, limpiadora en un hospital de Benalmádena, ha confesado que activó por error el código 1, una alerta de emergencia, mientras limpiaba el micrófono de la recepción. Su acción provocó que todos los médicos abandonaran sus consultas y corrieran hacia el quirófano de urgencias, encontrándolo vacío. "Me quería morir, con mi bayeta cogida, así, como si la bayeta fuese a salvarme", ha admitido.

Imagen de recurso del hospital de Benalmádena
En una línea similar, Francis ha desvelado una metedura de pata de su juventud. Con 22 años y trabajando para una productora, enchufó un foco defectuoso en un centro de datos de un gran banco español, provocando un apagón. El incidente dejó "a media España incomunicada, sin cajeros, sin las oficinas caídas", pero su reacción fue apartarse y no confesar nunca su autoría.
Errores familiares y en viajes
Las anécdotas también han tocado el ámbito personal. Daniel ha contado cómo el día que conoció a la familia de su actual mujer, los nervios le jugaron una mala pasada. Al intentar ir al baño en el restaurante, no se percató de que había una cristalera cerrada y se chocó contra ella, cayendo sobre la mesa de otros comensales y provocando un "ridículo espantoso".
Por su parte, David ha rememorado un viaje en caravana por Europa durante su infancia. Mientras su familia descansaba en una estación de servicio en el sur de Francia, a él no se le ocurrió otra cosa que pulsar un botón que abría el depósito de aguas residuales. La descarga afectó a una familia, supuestamente belga, que se encontraba cenando plácidamente al lado, obligando a su padre a arrancar y "salir de allí a escaldar".
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.




