Francisco: "Hace 25 años me rompí la pierna y mi mujer fregó la cocina; me patinaron las muletas y pasé tres cuartos de hora con la cabeza debajo del fregadero hasta que llegó a casa"

La 'Hora de los Fósforos' ha vuelto a dejar una colección de anécdotas memorables en su sección, donde los oyentes comparten sus experiencias más insólitas. En esta ocasión, el tema giraba en torno a quedarse atrapado, enganchado o encerrado, y el testimonio de Francisco, un oyente que sufrió un aparatoso accidente doméstico, se ha llevado el protagonismo por su naturaleza tragicómica.

TE PUEDE INTERESAR

Sor Mariángeles: "Una vez hicimos un jabón que parecían gajos de naranja y una hermana los vio y se lo comió. Luego dijo que tenía un gusto un poco raro, por suerte no tuvo consecuencias"

Francisco ha contado que, hace unos 25 años, se encontraba en casa convaleciente con una pierna rota y dos muletas. Su mujer le advirtió de que no entrara en la cocina porque acababa de fregarla, pero las ganas de tomarse un café le pudieron. "Nada más que entrar por la puerta de la cocina, con la muleta, las muletas patinaron", ha relatado. El resultado fue un resbalón que lo dejó "con la cabeza debajo del fregadero, empotrado" y con "el sifón de la fregadera en la cara".

Lo peor, según ha narrado, fue la espera y la reacción de su familia. Estuvo tres cuartos de hora tirado sin poder moverse hasta que llegó su mujer con una amiga. Lejos de ayudarle con destreza, no podían contener la risa. "Encima me quería levantar entre las dos, y cada vez que me levantaban, mi mujer se partía desde el culo y me soltaba yo otra vez", ha explicado. La accidentada aventura le dejó "el sifón marcado en la frente", concluyendo con humor: "Total, que no me salió caro el café".

Atrapados en los lugares más insospechados

El de Francisco no ha sido el único testimonio sorprendente. David ha compartido su trauma infantil tras quedarse encerrado junto a su primo en el maletero de un Seat 127. "Llegó un tercer primo, nos cerró y se marchó para la piscina", ha recordado. Aunque solo fueron diez minutos, asegura que desde entonces sufre "una claustrofobia terrible". Por su parte, Mamen ha descrito cómo le "pilló una persiana" de una puerta que daba al jardín, dejándola con "medio cuerpo dentro de la casa y medio cuerpo con vistas al jardín" durante dos horas, hasta que volvieron sus compañeras de piso.

Los despistes también han sido protagonistas de estas historias de encierros. Emilio ha contado la angustiosa noche que pasó su tía viuda, que se quedó encerrada en el cementerio de San Rafael de Córdoba tras visitar la tumba de su marido. La mujer "pasó la noche como pudo" sentada en un banco hasta que un operario abrió las puertas a la mañana siguiente. 

Similar fue la experiencia de Carlos y sus vecinos, quienes se quedaron atrapados en una parroquia tras una junta de comunidad. "Ves a entre 15 y 17 personas andando, tocamos una puerta cerrada, subíamos arriba, la salida de la calle cerrada...", ha detallado, explicando que el dueño de una cafetería cercana alertó al cura al ver "zombis andando por allí arriba".

Otros oyentes han compartido situaciones igualmente curiosas, como Manuel, que tuvo que "pedir socorro" al no ser capaz de encontrar la salida en una sala de espejos del Tibidabo, o la anécdota de una mujer que estuvo una hora buscando su coche en un parking hasta que un guardia de seguridad la ayudó a encontrarlo.