La confesión más chocante de Adrián Díaz sobre las calles de China: "No existe"
El empresario español afincado en China desde 2006 y autor de “21 claves para entender China en el siglo XXI” desmonta en COPE muchos de los tópicos sobre la sociedad y la economía del gigante asiático.

Adrián Díaz, en Herrera en COPE
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Adrián Díaz Marro lleva casi dos décadas instalado en China, donde ha puesto en marcha fábricas y asesorado a empresas europeas en su desembarco en el país. Este lunes ha pasado por Herrera en COPE y ha relatado a Alberto Herrera varias anécdotas que ilustran el choque cultural entre la visión occidental y la china.
Díaz ha recordado su sorpresa cuando ofreció fines de semana libres a sus empleados: “Me dijeron que qué clase de empresario en su sano juicio, pudiendo tener las máquinas funcionando 30 días, las iba a parar ocho. Eso significaba que no tenía futuro y que el negocio iba mal”.
También ha desmentido la imagen de mano de obra barata al explicar que “nadie en mi empresa cobra menos del salario mínimo español, incluso con estudios básicos”, subrayando que China ya no compite por bajos costes laborales sino por otros factores.
Otro de los aspectos que más le llama la atención es la fiscalidad: “Menos de un 10% de los chinos paga impuesto sobre la renta y, aun así, los tipos son mucho más bajos que los de la clase media española”.
En cuanto a fenómenos sociales, Díaz ha relatado el respeto a la propiedad privada, explicando que “el fenómeno okupa sería impensable en China” y añadiendo que en las calles “no se ve gente pidiendo” porque culturalmente no se concibe dar limosna: “Si alguien está en la calle, es porque se lo merece. No existe un mercado de la mendicidad”.
Preguntado por la familia, Adrián Díaz ha confesado que “tener un hijo en China es una inversión más que un gesto de amor, porque no existe un Estado que vaya a sostenerte en la vejez o en una enfermedad”.
Sobre la censura, ha sorprendido la respuesta de sus interlocutores chinos: “Cuando les contaba que en España se secuestró una portada de El Jueves, me decían que les parecía bien: los jefes de Estado se respetan”.
Díaz ha resumido su experiencia asegurando que China no es ni la utopía comunista ni el desastre que algunos pintan: “Los valores son distintos a los nuestros. Cuando los entiendes, puedes adorarlos; cuando no, puedes odiarlos”.